lunes, 6 de agosto de 2012

El personaje de Lope de Aguirre: incomoda y es olvidado, o viene a propósito y se recupera, o es admirado estéticamente, alguna vez se analiza científicamente, pero raras veces se revalora en su contexto

La fama y memoria de Aguirre, personaje histórico sobrecogedor sujeto a las lecturas más diversas y cambiantes.

Al igual que Simón Bolívar, "el Libertador", o Hernán Cortés (a quien parte de los mexicanos odian "oficialmente" pero admiran secretamente, una figura histórica que despierta pasiones extremas en el país, como pudo comprobar Ramón J. SENDER (1976, págs. 10-11) al iniciar allí su exilio), Lope de Aguirre "el Tirano" es sin duda uno de los personajes de la historia hispanoamericana que más polémicas ha originado / origina y más tinta ha hecho / hace fluir. Ya sea por su personalidad, la ferocidad de sus crímenes, sus blasfemias o su atrevida actitud frente a la máxima autoridad española, los numerosos comentaristas y lectores de los hechos sanguinarios y actos de rebeldía ocurridos durante la "Jornada del Marañón" de la que tomó el mando han intentado maldecir de él, acusarlo de todas las maldades perpetradas, estigmatizarlo y condenarlo al olvido; o lo han magnificado y mitificado en un plan meramente estético por su singularidad y la de los hechos; o se han apropiado de manera oportuna su fama o figura por motivos personales inmediatos o para diversas causas de mayor transcendencia; han analizado su comportamiento "científicamente"; o han aprovechado las posibilidades y el margen de libertad que da la transfiguración literaria (o artística en general) de su historia para desmontar la Historia oficial de Hispanoamérica (la de historiadores españoles, anglosajones etc.) y proceder a la reconstitución de la memoria y reinvención de la Historia propia.

1- Las crónicas que nos han dejado de la "Jornada del Marañón" o "Jornada de Omagua y el Dorado" el bachiller Francisco VÁZQUEZ, Pedrarias DE ALMESTO, Custodio HERNÁNDEZ, Gonzalo DE ZÚÑIGA y otros "marañones", testigos directos de los hechos, junto con las de cronistas ajenos al viaje, no reparan en tratar de dejar de Aguirre la imagen de tirano maldito, asesino, blasfemo y traidor, un ser demoníaco dispuesto a matar sin consideraciones a los más próximos por salvar su piel y satisfacer su afán de poder y gloria, como observan varios especialistas del tema. Sus "relaciones" de los hechos tienen un fondo de realidad pero mezclan ingeniosamente, vigilando su dosificación, información que parece ser cierto o tener sentido con otra parcial. Es más, para lograr su objetivo de autoexculpación poniendo toda la culpa del lado del tirano, hacen uso del instrumentario retórico que ya empleaban los historadores de la Antigüedad, como ha tratado de demostrar Juan Luis CALBARRO (2004), quien como unos cuantos colegas a comprobado que "la terrible imagen del conquistador oñatiarra responde a relatos interesados de hombres como Francisco VÁZQUEZ, que había participado en la aventura amazónica y necesitaba demostrar que él siempre había permanecido leal al Rey" (2004, pág. 31). Pero ¿quién no lo haría en su lugar? Si bien al final muchos acabaron traicionando al mismo Aguirre, habían sido partícipes del motín contra el general Pedro de Ursúa y su "sucesor", el príncipe títere Fernando de Guzman, y habían firmado bajo amenaza de muerte por parte del mismo Aguirre la famosa carta manifestando su desobediencia a la Corona española, carta que el tirano luego hizo llegar a Felipe II, lo que es un hecho gravísimo; y se les iba a acusar sin falta de complicidad en los asesinatos del jefe expedicionario y otros miembros de la jornada, o en las crueldades perpetradas contra civiles en la isla Margarita o en tierras de Venezuela.

2- Apenas había muerto, en octubre de 1561, en Barquisimeto, que ya la Historia oficial (autoridades indias, comentaristas coetáneos, historiadores españoles, anglosajones) intentaría borrar su memoria, stigmatizarlo como "oveja negra" de la historia de la conquista del Nuevo Mundo, condenarlo al olvido. Lograron tal vez borrar por parte la memoria del sanguinario episodio durante dos siglos, pero no pudieron con la leyenda del personaje, cosa que si hay que creer la crónica del "marañón" Francisco VÁZQUEZ, el mismo Aguirre habría presentido. Es Julio CARO BAROJA (1968) quien recuerda, y lo cita al respecto Javier ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE (1987, pág. 8), que lo que Aguirre consideraba su bienaventuranza consistía "en que le tuvieran más por animoso que por cristiano, porque había dicho muchas veces que cuando no pudiese pasar al Perú y destruirle y matar todos los que en él estuvieren, que a lo menos la fama de las cosas y crueldades que hubiese hecho quedaría en la memoria de los hombres para siempre" (3ªed., 1983, pág. 113).

Esta tensión entre condena oficial / detracción y admiración / mitificación ira augmentando con el paso de los siglos. Como señala Javier ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE (1987, pág. 9), "es fundamental para comprender la exaltación y trascendencia de Aguirre hasta nuestros días" la siguiente "acertada observación" de Julio CARO BAROJA (1968), palabras que recordará también Nina BRUNI (2003): "Los autores de las relaciones primeras de sus hechos son acaso menos gesticulantes que quienes los contaron después, aunque se hallaban bajo el influjo del terror personal, directo, que Lope inspiraba" (3ª ed., 1983, págs. 65 y 66). Este tema lo desarrollamos en otra entrada en esta bitácora. Por ahora digamos que, para comprobarlo, basta con leer Rosa ARCINIEGA (1946, págs. 272 y 273) sobre lo que las autoridades indias locales sentenciaron u ordenaron una vez muerte el "tirano" (1561) y los versos que le dedica Alonso de ERCILLA y ZÚÑIGA en su poema épico La Araucana (1569, 1578 y 1589), o Julio CARO BAROJA (1983, pág. 112) sobre el relato de fray Reginaldo DE LIZÁRRAGA (coetáneo pero no expedicionario), como señala Javier ORTIZ; o los relatos de los franciscanos fray Pedro DE AGUADO (1581-82) y fray Pedro SIMÓN (1627).

A partir del siglo XIX, una serie de "biografías" (Robert SOUTHEY, 1821), estudios "históricos" (Emiliano JOS, 1927, 1950) y ediciones de las crónicas de la jornada reforzarían todavía la imagen de la bestia Aguirre, un ser monstruoso y sanguinario cuya alma, como todavía cuentan unas leyendas americanas, estaba condenada a errar eternamente sin encontrar reposo (como todavía cuenta una leyenda americana, que el escritor venezolano Arturo ÚSLAR PIETRI, entre otros, a recuperado en su cuento "El fuego fatuo"). En su reseña (Heraldo de Aragón, 23-09-2010) de La expedición de Ursúa y los crímenes de Aguirre, la reciente traducción (Madrid, Edit. Reino de Redonda, 2010) de la obra de Robert SOUTHEY de la mano de Soledad MARTÍNEZ DE PINILLOS, César PÉREZ GRACIA observa que "en cierto modo el libro de Southey pertenece al género gótico, en el que el Loco Aguirre viene a ser el Ogro o Numa del Amazonas", y precisa: "El patizambo Lope alardea de bravucón y temerario. Es un personaje tenebroso, un Numa de Indias, más retorcido que los cuernos de un toro".

3- El movimiento independentista americano (o movimiento criollo) de principios del s. XIX, y tras la liberación de gran parte del territorio colonial, el nacionalismo alentado por las ideas románticas que se originaría a raíz de estos eventos tanto allí como en Europa, iban, al igual que los habían hecho los propios cronistas, apropiarse la figura de Aguirre, pero con otro enfoque, radicalmente opuesto: ahora se retrataría a Aguirre, en su calidad de autor de la famosa carta donde se atreve a desafiar abiertamente la autoridad de Felipe II, como un precursor de las declaraciones de independencia y del nacionalismo. Lo sacaron del olvido en el que lo había dejado la Historia oficial española para darle "status" de héroe. Esta lectura la haría nadie menos que Simón BOLÍVAR "el Libertador", quien en 1821 ordenó copiar la famosa carta de Aguirre a Felipe II, según recuerda en un artículo Vicente DE AMÉZAGA ARESTI (1964): "La obra independentista de Bolívar había tenido un precedente que él supo reconocer. Hacia 1561 pasó por Venezuela un hombre vasco que dejó su nombre lleno de trágicas resonancias. Fue Lope de Aguirre, cuya sola mención lo dice todo aquí. Pues bien, cuando el 18 de setiembre de 1821, Bolívar embarcó en Maracaibo a bordo de una goleta que había de llevarlo a San Carlos camino de Cúcuta, donde se le esperaba para que prestase juramento como presidente de Colombia, tomó para lectura durante su travesía un ejemplar de la "Historia de Venezuela", de Oviedo y Baños. Su atención recayó, principalmente, sobre aquellos pasajes en que se narran las peripecias de Aguirre y sus marañones, aguas abajo del Amazonas, hasta la isla de Margarita y Costa Firme y más que nada le sorprendió y atrajo la célebre carta dirigida por el oñatiarra al Rey Felipe II, algunos de cuyos párrafos el Libertador leyó en voz alta para sus compañeros de travesía y dictó luego a uno de ellos, el coronel Briceño, una nota dirigida al Gobernador de Maracaibo, pidiéndole que hiciera insertar en "El Correo Nacional", periódico que en aquella ciudad se editaba, la dicha carta que Bolívar calificó de "Acta primera de la Independencia de América el año de 1560"." Esta pista "aguirrista" del Lope descaradamente rebelde como independentista o libertador avant la lettre la seguirán toda una serie de escritores: Lope de Aguirre, precursor de las libertades Hispano-Americanas (Ciudad Bolívar, 1927) de Clodoveo BRINDIS PÉREZ y la "nueva novela" Lope de Aguirre, príncipe de la libertad (1979) de Miguel OTERO SILVA, cuyos títulos hablan por sí, son sólo dos ejemplos. Łukasz GRÜTZMACHER señala en su tesis doctoral (Varsovia, 2005,reeditada 2009) que la novela Crónica de blasfemos (1986)de Félix ÁLVAREZ SÁENZ va en la misma dirección, y recuerda el análisis de Ingrid GALSTER (1997), quien la considera una parábola en apoyo a la ideología de los movimientos de liberación actuales, en particular del Sendero Luminoso. En su reseña (1991) de la novela, Miguel MANRIQUE ya había dejado claro que una vez más, Aguirre aparece como un mero paladín de la libertad y, curiosamente, carece de la codicia tan frecuente entre los conquistadores. Un estudio reciente como The Wrath of God. Lope de Aguirre, Revolutionary of the Americas (2011) de Evan L. BALKAN, por su título, todavía parece inscribirse en esta línea, si bien la autora pretende abrir la perspectiva y tratar de varios enfoques a la aventura del soldado vasco.

4- A finales del siglo XIX, bajo la influencia de Charles DARWIN, Auguste COMTE y otros teóricos del positivismo, unos historiadores venezolanos usarían los orígenes vascos de Aguirre como factor determinante de la identidad del pueblo venezolano. Es la lectura que hizo Arístides ROJAS en su estudio El elemento vasco en la Historia de Venezuela (1874). Esta lectura, que atribuía a los vascos un papel importante en la historia de, y lo que ha llegado a ser en la actualidad, Venezuela (la inmigración vasca en la época colonial, la Compañía Guipuzcoana a nivel económico), ha sido cuestionada en las últimas décadas.

5- De la misma manera, últimamente, al otro lado del Atlántico, autores y pensadores vascos han ido combatiendo la imagen que se estaba creando del pueblo vasco en Hispanoamérica a raíz de las teorías positivistas: la del vasco "indómito, inquieto, independiente, etc.".

6- Hay que precisar que los mismos vascos habían recuperado la figura de Lope de Aguirre como hijo legítimo del pueblo vasco y representante de su lucha por la independencia contra el poder local (fuese como emigrante y en tierras americanas), sobre todo a raíz del apasionado estudio Los vascos en América (1914-1917, tomo IV) de Segundo DE ISPIZÚA (a quien el historiador aragonés Emiliano JOS, para quien Lope de Aguirre era la bestia sanguinaria que mataba sin consideraciones que retrataban las fuentes que había estudiado, atacaba abiertamente por su visión parcial y apasionada, que establecerá las bases para la tendencia "aguirrista", tanto en el propio País Vasco como en Hispanoamérica). Ya era el caso de Las inquietudes de Shanti Andía (1911) de Pío BAROJA y Tirano Banderas (1926) de Ramón María DEL VALLE-INCLÁN, luego se han ido añadiendo más obras, de varios géneros literarios: novela, cuento, obra de teatro, poema. No entra en esta línea (lleva pues la contra) el también vasco José DE ARTECHE (1951), quien mira a su propio pueblo, y más aún cuando se trata de vástagos como Aguirre, de un ojo más crítico tratando al vasco como "un ser problématico".

7- La última recuperación, intrínsicamente literaria, de los hechos "novelescos" de Aguirre, ha sido la que hicieron los escritores que se suelen situar dentro del movimiento de la nueva novela hispanoamericana, esta vez para intentar proceder, a través de la transfiguración literaria, a fuerza de romper moldes estructurales y lingüísticos, al cuestionamiento, la deconstrucción y hasta la destrucción de la Historia oficial occidental y reinventar una propia, apoyándose en la memoria colectiva y en el imaginario propio latinoamericano. La mejor ilustración es la novela compleja Daimón (1978) del periodista y escritor argentino Abel POSSE.

8-Luego hay lecturas menos transcendentales que pretenden "examinar científicamente" la personalidad de Aguirre, como si se tratara de un verdadero "caso médico-psiquiátrico", tratando de atribuir sus comportamientos a una doble personalidad o detectar patronos patológicos (de alguna enfermedad psiquiátrica). Es el caso de la conferencia "El delirio de reivindicación en un Conquistador de América - El caso de Lope de Aguirre el Peregrino" (1934) de Ramón PARDAL y de Lope de Aguirre, el rebelde: estudio histórico-psicológico (1943) de Juan B. LASTRES y Carlos Alberto SEGUÍN. Leímos en un artículo (Adrián ESBILLA, 26-01-2010) que según Blas MATAMORO (1986), el escritor aragonés Ramón J. SENDER se hubiera apoyado por parte, para la caracterización del protagonista de su novela histórica La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), en dos teorías sobre el Aguirre histórico defendidas por los 3 científicos que acabamos de mencionar y que ya había comentado antes el historiador Emiliano JOS (1950):

  1. La primera sería la del “delirio de reivindicación” formulada por el psiquiatra argentino Ramón PARDAL (1934), según la cual se pretende someter la realidad a las propias ideas y estas a los propios sentimientos: "el delirante tiene un gran poder de convicción y persuade a quienes lo rodean. Es un alienado razonante. Para defenderse de su persecución, se convierte en perseguidor. Sobrevalora una idea y somete a ella todas las demás". Así Aguirre "vive encerrado en su mundo delirante y se considera el único bueno en un universo de malvados. Invoca la justicia y comete arbitrariedades. Protesta, se queja, pleitea, guerrea, es lo que la medicina legal llama un "loco querulante". No alcanza a ser un revolucionario, pues no proyecta una sociedad distinta de la cuestionada por él".
  2. La segunda (citamos otra vez el artículo referido de ESBILLA) es expuesta por los peruanos Juan B. LASTRES y Alberto SEGUÍN (1943) y completa bastante acertadamente el cuadro añadiendo una nueva manía al ya repleto arsenal del personaje: "El segundón cuyo temperamento no le permite la actitud sumisa y el acatamiento incondicional, reacciona ante el hermano al que la ley y las costumbres han colocado por encima. Reacciona con el resentimiento o con la rebeldía, que se desarrollan inicialmente frente a la figura del hermano mayor, pero que se proyectan luego al padre, al jefe, al rey, a Dios”. Unas décadas más tarde, un literato y psiquiatra miembro de la agrupación vasca LA ACADEMIA ERRANTE (asociación de literatos, médicos... que promovió cierta cultura vasca en los años 1960/70) hará su propio análisis y llega a otras conclusiones. Ver lo que decimos más abajo.

Resumiendo, se puede decir que se divisan dos grandes líneas o tendencias en lo que respecta a la interpretación histórica i recreación (por no decir remitificación) literaria de la figura de Lope de Aguirre y de los hechos que perpetró y que están documentados o que se le atribuyen:

  1. una línea detractora “antiaguirrista” que, alineada con la historia oficial, intenta borrar los crímenes de Aguirre de la Historia (oficial) y mantener a su figura fuera de la lista de los héroes de la aventura gloriosa de la conquista (como “oveja negra”, como antihéroe), y a vistas de que no podrán con su “fama” o “memoria” (ya que ha sido mitificado nada más morir), o bien la pintan a él como un ser casi inhumano, con una sed de sangre y venganza ciega, sin justificación alguna, un demonio, una bestia que no conoce ni perdón ni merced ni remordimiento; o bien como un ser mentalmente enfermo que ya no es responsable de sus actos, un loco.
  2. otra línea reivindicadora o “aguirrista” que recupera a Aguirre por su causa, sea como auténtico precursor del libertador latinoamericano defensor de la causa criolla, de los indios; o sea como máximo exponente de la inmigración vasca, la estirpe que por su manera de ser i mentalidad forjará lo mejor de la identidad venezolana; o sea (si cruzamos el Atlántico) como buena muestra del carácter vasco, i por lo tanto, símbolo de la resistencia secular del vasco al poder central y a cualquiera que intenta imponerle su voluntad o sus leyes, de la lucha secular vasca por los derechos propios, la libertad, la independencia.

No todo son lecturas interesadas o parciales. Hay quien tiene la mirada más imparcial y despejada y considera un conjunto de factores.

Los enfoques a la figura de Aguirre y la jornada de los "marañones" que acabamos de mencionar nos harían olvidar que también ha habido unos observadores lúcidos, menos apasionados, que han portado un juicio más equilibrado sobre Aguirre y los hechos que se produjeron durante la jornada, echando otra luz sobre los mismos. Uno de éstos ha sido, como señala Celsa Carmen GARCÍA VALDÉS (1992), Diego DE AGUILAR Y CÓRDOBA, cuyo El Marañón (1578), escrito pocos años después de los hechos, ha sobrevivido en varios manuscritos, donde el autor intenta reducir los hechos a sus dimensiones reales situándolos en el contexto histórico-social del Perú de aquella época.

Intentos idénticos, combatiendo la persistente idea de la locura de Aguirre (defendida hasta por Emiliano JOS) u otras visiones apasionadas, habrá por un miembro de LA ACADEMIA ERRANTE (agrupación vasca de literatos, médicos, ... en los años 1960-1970) que insistirá en la influencia del medio (la selva), o por Javier ORTIZ (1987), quien refiere al contexto político-social hispanoperuano (el Virreinato en fase de o justo después de su establecimiento), o por el vasco José DE ARTECHE (1943), quien considera que Aguirre, para tener seguidores y atraer a tanta gente no puede haber sido un loco. Leer al respecto lo que dicen Elena MAMPEL GONZÁLEZ y Neus ESCANDELL TUR (1981).

Mirando todo este panorama, Javier ORTIZ (1987) concluye que ha habido más pasión que estudio detenido de las circunstancias en las que se organizó la jornada y de los propios expedicionarios, y que antes que nada hace falta conocer mejor las primeras décadas que siguen al descubrimiento: el momento en que queda establecida la administración del Virreinato y que la nivelación social de los primeros momentos se sustituye por una estratificación social incluso más rígida que en la Península, con todas las consecuencias que estos cambios conllevarían para ciertos grupos o individuos. ¿Será cierto lo que escribió Marcel BATAILLON (1966) sobre la figura y la actuación de Aguirre?, palabras que nos ha recordado Raymond MARCUS (1970, pág. 581): "... la sanguinaria insurrección de Lope de Aguirre, que pasea del Marañón a la Margarita y a Venezuela se saña contra el Rey, los misioneros y los magistrados, ¿no es como una salida desesperada del espíritu anárquico de los conquistadores ahogado por las normas nuevas?" (1966, pág. 202). Se refiere a los cambios que se habían dado progresivamente en los años 1530-1560 en el virreinato del Perú y de las que tratamos más en detalle en otra entrada en esta bitácora: el establecimiento de la administración y sociedad colonial, una ya clara estratificación social y económica y un creciente abismo entre los ricos terratenientes (los conquistadores de las primeras décadas) y muchos ex-soldados de las guerras civiles (los que llegaron tarde, demasiado tarde, a probar suerte en las Indias) que se habían quedado con las migas o sin nada, factores todavía reforzados por los cambios en las leyes relativas al trato de los indígenas, que debían poner fin a los abusos pasados y privaban incluso allí a los nuevos colones de mucha margen de actuación (libertad de maniobra).

Rabia por la desesperación, al descubrir Aguirre el engaño del que había sido víctima: es también el tono del ensayo "Aguirre ou la fureur des maudits de la conquête" (2008) de Ricardo UZTARROZ, cuando éste comenta al respecto del trato que le ha reservado al soldado vasco el director de cine alemán Werner HERZOG en Aguirre o la ira de Diós (1972): "Le regard halluciné de Klaus Kinski, qui tient le rôle d'Aguirre dans ce film, s'il dit la vérité sur l'acteur [Klaus Kinski ne joue pas, mais s'abandonne ici à sa propre démence sans retenue], ment effrontément à propos du personnage qu'il incarne. [...] contrairement à l'image qui en ressort, Lope de Aguirre n'était pas fou mais furieux, furieux de découvrir que l'histoire l'avait floué, lui et aussi toute la piétaille de la conquête. [...] Lope de Aguirre avait tout simplement décidé de se venger, car ne pas se venger des affronts subis aurait été pour lui un déshonneur. Et il était avant tout homme d'honneur" (o.c., en Ricardo UZTARROZ, Amazonie, mangeuse d'hommes, Paris, Arthaud, 2008, págs. 173-174).

Desesperación más que locura, he aquí también cómo han caracterizado la actuación de Lope de Aguirre dos grandes observadores del alma humana, uno ensayista, Miguel DE UNAMUNO, otro novelista desde el exilio, Ramón J. SENDER. Observadores más que apasionados "gesticulantes" (repetimos las palabras de Julio CARO BAROJA con respecto a la evolución de la recepción de Aguirre con el paso de los siglos), a ambos les interesa comprender al personaje y conocer y retratar tanto su grandeza humana como sus debilidades, al margen del bien y del mal, más que tomar posición a nivel político-social. Empieza don Miguel (1920) diciendo: "Asusta el número y la calidad de sus crímenes, pero maravilla la trágica y diabólica conciencia que de su maldad tenía. Era un desesperado de infernal excelencia y de una profundidad enorme. [...] Lope de Aguirre, en efecto, no fué un criminal vulgar, instintivo, una pura bestia humana; fué más bien un ángel caído y demoníaco, un demonio, pero angélico. Angélico como Luzbel. No era la carne bruta, era el espíritu torturado el que le llevaba a sus atroces crímenes, era la desesperación." (1968, pág. 1014). Y concluye preguntándose: "¿Cómo se ha hecho el silencio en torno de este asombroso demonio, de este formidable ángel caído, de este trágico desesperado que pasó, fuliginoso meteoro, por la historia tormentosa de nuestra conquista del Perú y se ha perpetuado la memoria de otros, si no más grandes como caracteres, no menos repulsivos en el orden moral?" (ibidem, pág. 1015). Podría estar pensando don Miguel en Hernán Cortés, como Ramón J. SENDER, quien hace la misma reflexión (1976, que citaremos más abajo) al comparar las hazañas de éste, a quien retrató en Júbilo en el Zócalo, con la desgraciada expedición de Lope de Aguirre, de la que nos dejó su visión en La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Comparación que hizo también Patrick COLLARD (Universidad de Gante, 1980), quien lo formula así: "Igual que Lope de Aguirre, Cortés "construye" su destino a partir de una transgresión de la legalidad; la diferencia esencial está en que, donde el primero sigue en su transgresión, la esforzada aventura del segundo hará de él un héroe "oficial". Recuperadas por la sociedad, las hazañas de Cortés se convirtieron en epopeya, mientras que la vida de Lope el Traidor es para siempre antiepopeya" (1980, pág. 27).

Éste fue precisamente el subtítulo de la primera edición de la novela de SENDER: Antiepopeya. Lo es incluso filológicamente hablando, como nos cuenta el propio SENDER (1976) cuando nos resume su "lectura" de la actuación de Aguirre, atribuyendo parte del éxito de su novela a alguna causa extraliteraria: "es decir que no todo es mérito del autor. Se trata de una antiepopeya. Siempre que se habla de América se hace como si su descubrimiento y conquista fuera obra de seres sobrehumanos. [...] Entonces se echan a vuelo las campanas, se habla de las glorias de la raza -en el día de la Raza- y todos son clarinetes, gallardetes e himnos de victoria. Eso puede estar bien, pero es más interesante para mí y sin duda para el lector ver cómo fueron esas cosas en los ojos y en las conciencias de los mismos que las hicieron. Y el libro sobre Lope de Aguirre sin dejar de ser verdad en sus constantes miserias no deja de tener grandeza humana [la misma de la que habla don Miguel DE UNAMUNO, como recuerda también Patrick COLLARD (1980)]. El contraste le dar vigor poético. En este tiempo nuestro de los "antis" yo la considero una antiepopeya, lo que filológicamente es verdad porque epopeyas eran, en griego, las campañas con caballos y los pocos que llevaba Lope de Aguirre no llegaron a intervenir en el campo porque se los comieron en las barcazas por el río Amazonas" (1976, pág. 14). ¿En qué le puede servir al lector?: "El día de la Raza habría que recordar las antiepopeyas también, para sacar alguna luz nueva y provechosa para el presente y el futuro. [...] A pesar de todo -repito- en las antiepopeyas (Lope de Aguirre) hay la misma grandeza que en las epopeyas (Cortés en Otumba) o la misma miseria, ya que en ciertos niveles de la historia, oro y oropel se confunden y el vencido vale tanto como el vencedor y a veces más si sabe asimilar la experiencia y trocarla en discreción e inteligencia. Ya es conocido de todos desde que se tiene memoria de la existencia de los seres humanos que de la desventura nace el saber y que la sabiduría rige el mundo" (ibidem, pág. 15).

Don Miguel DE UNAMUNO (1920) llegó ya a la misma conclusión que Ramón J. SENDER (1976) o Javier ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE (1987, que ya comentamos más arriba en esta entrada): hay que investigar más, estudiar más: "El alma torturada y tenebrosa de Lope de Aguirre, el Peregrino, el domador de potros, merece un estudio detenido. Tanto como la de Caín, o la de Judas, o la de César Borgia. [...] es preciso zahondar en todas las simas del alma, hasta en las del fango hirviente y venenoso. Es la manera de despertar la compasión redentora. ¡Pobre Lope de Aguirre!" (1968, págs. 1015-1016).

Se apunta también Ricardo UZTARROZ, quien en el ya citado ensayo sobre Aguirre (2008) insiste a su turno en la necesidad de conocer y entender mejor las razones del furor (podría decirse "furor antifuncionario" o "furor antiburocrático") y de la rabia de Lope de Aguirre: "En le traitant de "tyran de la pire espèce et de tous les temps", d'"émissaire du diable", de "hyène impitoyable", de "soldat de l'infamie", comme une abondante littérature l'a fait, on le disqualifie devant l'histoire et, par la même occasion, on s'épargne l'effort de chercher à connaître et à comprendre les raisons de sa fureur. Un monstre n'a pas droit aux circonstances atténuantes" (o.c., págs. 174-175).

La misma voz se oye del otro lado del Atlántico, aunque con otro objetivo: recuperar la "memoria cultural" como parte de la (re)construcción de la identidad propia de América Latina. Escuchen al Dr. Raúl BUENO CHÁVEZ en su "Carta" (Lima | Hanover, abril de 1999) a las IV Jornadas Andinas de Literatura Americana | JALLA Cusco 1999: “Y en relación a nuestro ingreso o no a la modernidad, cabría indagar si no estamos tomando el rábano por las hojas, pues en lugar de buscar las huellas de nuestra esquiva modernidad tal vez sería más fructífero indagar los signos de nuestra constante y meritoria contramodernidad (“countermodernism”, como diría mi colega Keith Walker en sus estudios sobre el Caribe francés). Así, creo, tendrían mayor dimensión y sentido las escrituras de resistencia, revolución y descolonización de sujetos como el Inca Garcilaso, Guamán Poma, Las Casas, Lope de Aguirre, Martí, Césaire, Fanon, J.M. Arguedas, Menchú y tantos otros claramente opuestos al logos centralista, jerarquizante y dominador.”

Bibliografía - Webografía
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  • AGUADO, Fray Pedro de, Recopilación Historial de Venezuela. Edición moderna: Caracas (Venezuela), Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 1963, 2 vols.
  • AGUILAR Y CÓRDOBA, Diego de, El Marañón. Ms. original en la Universidad de Oviedo. Copia del mismo en el Museo Británico: Ms. add. 17616 del British Museum.
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  • ÁLVAREZ SÁENZ, Félix (escritor, periodista e historiador español, pero que vive en Lima, Perú), Crónica de blasfemos. Lima (Perú), Editorial Hipatia, Colección “Tiempo del fuego”, 1986. Editorial Arandurã (Paraguay), 2001. Bart L. LEWIS, el autor de The Miraculous Lie. Lope de Aguirre and the Search for El Dorado in the Latin American Historical Novel (USA, Lexington Books, 2003) le dedicó el artículo "Necessities: Aguirre's Redemption in Crónica de blasfemos by Félix Álvarez Sáenz", publicado en Romance Notes, Vol. 40, No. 1 (1999), págs. 103-110.
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  • ARCINIEGA, Rosa, Dos rebeldes en el Perú: Gonzalo Pizarro (“El gran rebelde”) y Lope de Aguirre (“El cruel tirano”). Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1946.
  • ARTECHE ARAMBURU, José de, "Lope de Aguirre, traidor". La tragedia del fuerte caudillo de los invencibles marañones . San Sebastián, Biblioteca Vascongada de los Amigos del Páis, 1951. Segunda edición. San Sebastián, Caja de Ahorros Provincial de Guipúzcoa, 1974.
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  • ISPIZUA [BAJANETA], Segundo de, Los Vascos en América, 4: “Lope de Aguirre”. San Sebastián, Ediciones Vascas | EV, Colección “Biblioteca de Autores Vascos | BAV”, No. 9, 1979.
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  • SOUTHEY, Robert, The Expedition of Ursua and the crimes of Aguirre. Londres, 1821.
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  • VALLE-INCLÁN, Ramón del, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente.. Madrid, Rivadeneyra (Opera Omnia, tomo 16), 1926 (1927).
  • ______, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente. Madrid, Espasa-Calpe, colección "Austral", Vol. 105, 1937 (1942, 1945, 1948, 1961).
  • ______, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente, en Obras completas de don Ramón del Valle Inclán, Tomo I (prólogo de Azorín, fechado en Madrid, octubre de 1943). Madrid, Rua Nova, 1944.
  • ______, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente. Prólogo de Antonio Valencia. Madrid, Espasa-Calpe, "Selecciones Austral", Vol. 2, 1975.
  • ______, Tirano Banderas. Edición,introducción y notas de Alonso Zamora Vicente. Madrid, Espasa-Calpe, "Clásicos Castellanos", Vol. 214, 1978.
  • ______, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente. Edición, introducción y notas de Juan Rodríguez. Barcelona, Planeta, "Clásicos Universales", 1994.
  • ______, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente. Prólogo de Darío Villanueva. Madrid, El Mundo, 1999.
  • ______, Tirano Banderas. Edición de Sergio Pitol y Juan Villoro. México, Universidad Veracruzana, 2006 (2010).
  • ______, Tirano Banderas, en Narrativa completa (Introducción de Darío Villanueva), Vol. 2, Madrid, Espasa-Calpe, 2010.
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5 comentarios:

  1. Dos referencias útiles:

    Aguilar y de Córdoba, Diego de. El Marañón. Ed. J. Diez torres. Pamplona: Iberoamericana ;, 2011. Reseña en: http://nuevomundo.revues.org/62041?lang=en

    Galster, Ingrid. "Aguirre, conquistador de légende". L'histoire. n°381 novembre 2012. http://www.histoire.presse.fr/lhistoire/381/aguirre-conquistador-de-legende-25-10-2012-49413

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  2. Y otra edición reciente de una crónica sobre Aguirre:

    Almesto, Pedrarias, de, Relación de la jornada de Omagua y El Dorado, ed. Á. Baraibar, New York, IDEA, 2012. I

    http://porvistadeojos.wordpress.com/2012/12/18/el-manuscrito-inedito-de-pedrarias-de-almesto-sobre-la-jornada-de-omagua-y-el-dorado/

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  4. Varios artículos más de Galster sobre la fama literaria de Aguirre:

    Galster, Ingrid. "El conquistador Lope de Aguirre en la nueva novela histórica". In: Karl Kohut (ed),
    /La invención del pasado. La novela histórica en el marco de la posmodernidad./
    Frankfurt/Madrid 1997, pp. 196-204.

    Galster, Ingrid. El 'Loco Aguirre' a través de los siglos". In: Joaquín Manzi (coord.),
    /Locos, excéntricos y marginales en las literaturas latinoamericanas/.
    Poitiers 1999, t. 2, Centre de Recherches Latino-Américaines, pp. 608-616.

    Galster, Ingrid. "La rebelión de Lope de Aguirre y su imagen en la historiografía del 'largo siglo XVII'."
    Ponencia en el simposio /La etapa de madurez del Virreinato Peruano (Economía, sociedad y cultura en el "largo siglo XVII")/. 49 Congreso Internacional de Americanistas, Quito, 7-11 de julio de 1997. In: /Revista de Historia de América/ n° 13, julio-diciembre de 2004, pp. 133-140.

    Galster, Ingrid. "De la escritura como posesión." Entrevista con Abel Posse a propósito de su novela /Daimón/. In: "La Cultura en México" (Suplemento de /Siempre!/, Mexico), 25 de diciembre de 1997, pp. 56-57.

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