viernes, 5 de abril de 2013

Lope precursor de los libertadores: la tesis aguirrista modo nueva novela latinoamericana de Otero Silva


Miguel Otero Silva, Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad (1979)

La novela de Miguel Otero Silva constituye una visión radicalmente distinta de la que dan las crónicas del tiempo de Aguirre, y casi opuesta a la de Ramón J. Sender.

Para Otero Silva, Aguirre no es un resentido buscando reivindicarse, como el antihéroe o héroe rebelde de Sender, sino un hombre valiente, afanoso de hacer justicia, como entre otros apunta Rita Gnutzmann (1988) a la hora de comparar la lectura que hacen de él estos dos autores:

"Ha sido pasado por alto a la hora de las recompensas -y reclamar su parte justa ciertamente no es ni resentimiento ni venganza" (pág. 123).

Para profundizar en la injusticia cometida en Aguirre, Otero introduce aquel incidente relatado por el Inca Garcilaso acerca de un tal Aguirre, castigado injustamente por el alcalde Esquivel en Potosí. Integra hábilmente la historia de Esquivel en el proceso de composición del carácter de su personaje, como señala Jorge A. Marbán (1985): "Las voces corales de viejos negociantes y de mujeres de Potosí son testigos de la incepción de los elementos que desencadenan la tragedia y comentan a la manera del teatro griego, la acción que se desarrolla ante sus ojos" (pág. 277). No se podrá decir que no les hayan advertido sobre el desenlace fatal que les espera, al uno ya, al otro más tarde, pero por lo visto hablan en vano. Escuchémoslos:

"Coro de viejos negociantes: - No presientes, no posees el don de presentir, ¡oh mísero Lope de Aguirre!, el huracán de odio que desquiciará tu vida. No salgas de Potosí, no desafíes el signo siniestro que está escrito en el aire sobre tu cabeza" (Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad, en adelante LAPL, pág. 57).

"Coro de viejos negociantes: - Tened cuidado, señor Alcalde, tened cuidado, no olvidéis que los hombres de pequeño tamaño suelen convertirse en desmesurados demonios si se les ofende y se les acosa. Que la prudencia os haga mudar de parecer, señor Alcalde" (Ibidem, pág. 59).

"Francisco Esquivel: - Vuestras advertencias suenan a impertinencia. Soy el alcalde y es mi encargo hacer respetar las leyes y hacer valer mi autoridad. El reo llamado Lope de Aguirre recibirá doscientos azotes en escarmiento de su desdén a las ordenanzas y en castigo de la grosera respuesta que ha dado a mis palabras [...]" (Ibidem, pág. 59).

Los azotes dados públicamente a Aguirre hieren profundamente su sentimiento de honor y avivan su deseo de venganza. Asesina a su agraviador. Las palabras de Aguirre después de consumar su venganza son "una indicación de la violencia que se ha anidado en el alma del personaje, y que hallará tantas víctimas en los años venideros" - comenta Jorge Marbán (1985, págs. 277-278). Pero que hable Aguirre! Está así de amargado:

" - Mi nuevo corazón , tallado por los azotes de Francisco Esquivel, le persiguió a él sin tregua, lo acosó día y noche hasta encontrarlo a solas, le dio al fin ese pequeño castigo que no redime la magnitud de su afrenta. He comenzado a vengarme, me obstinaré a vengarme hasta la hora de mi muerte" (LAPL, pág. 68).

Sin embargo, y como han observado varios investigadores y recuerda aquí Jorge Marbán (1985), el Lope de Aguirre recreado por Otero Silva "ya no es el malvado y enajenado asesino de las crónicas" -y de todos los historiadores y comentaristas detractores e infamadores del soldado vascongado, la línea o el bloque monolítico antiaguirrista vamos, los que lo excluyeron de la galería de héroes oficiales de la Conquista. Sus asesinatos "son medios de asegurar la propia supervivencia y con ella el éxito de los planes de un visionario" (pág. 281).

Aguirre considera que su causa es justa, lo que se propone es reparar una gran injusticia. Su "locura" consiste en estar convencido de que puede y debe reparar las injusticias cometidas por las autoridades de la colonia recién establecida hacia él y los demás defraudados de la empresa conquistadora que ahora sobraban en el nuevo Virreinato y tanto importunaban al virrey marqués de Cañete que los hacía enrolar en expediciones condenadas a fracasar y de las que sabía que no regresarían - estrategia de la que el Aguirre de Otero Silva es plenamente consciente. El asesino sanguinario delatado por los cronistas -concluye por lo tanto Marbán- se ha convertido en "un quijotesco aunque lúcido rebelde que desafía las bases del sistema político y social establecido por la Corona española en América" (Ibidem, pág. 281).

Es que de Sender a Otero Silva ha cambiado la perspectiva. Estamos del otro lado del Atlántico -sí bien, al menos físicamente, Sender también creó su personaje desde el otro lado, durante su exilio en EEUU-, habla un autor nativo del continente americano, se ha producido allí en las décadas de 1960 y 1970 y resuena todavía el impacto del "boom" (de la "explosión") de la nueva novela, y un subgénero de ésta, la nueva novela histórica latinoamericana, se hace el eco o es el propio vehículo del cuestionamiento cada vez más abierto de la historia oficial del Descubrimiento y de la Conquista del "Nuevo Mundo", en realidad una pluralidad de "Mundos Nuevos".

Ingrid GALSTER (1996) dirá que en Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad los lectores deberíamos asistir a una "desmitificación y rehabilitación" completa de la figura de Lope de Aguirre, pero que Otero Silva solo ha logrado parte de este propósito, ya que queda una contradicción en el actuar de Aguirre: para conseguir su libertad, priva a los demás de libertad (2011, págs. 605, 609).

Si el Aguirre reivindicador de derechos propios atropellados de Ramón J. Sender, en su calidad de justiciero despiadado deja a su paso por la isla Margarita un rastro de sangre y muerte sin precedentes, el de Otero Silva se promueve a gobernador justo de la misma. Y -observa Rita Gnutzmann (1988)- "si el Aguirre senderiano quiere ir sobre el Perú por su propio interés el de Otero, "Príncipe de la libertad", lo hace por razones distintas: es el primero en luchar por la libertad del pueblo americano, pueblo que incluirá todas las razas, blanca, negra e india" (pág. 125).

En 1918, desde el "Viejo Mundo" y su enfoque particular de compatriota del soldado vascongado y defensor de la causa vasca - pero que había pasado parte de su infancia y su juventud, se había formado y había iniciado su vida profesional en el Perú-, el historiador Segundo de Ispizúa Bajaneta ya había visto en Aguirre al primer mártir de los ideales de la independencia americana, como entre otros señala Jorge Marbán (1985):

"Creemos que ni los patriotas americanos de principios del siglo pasado, Bolíbar, San Martín, Belgrano, Sucre... alegaron mejores ni más sólidas razones para proclamar la independencia política de los países del Nuevo Mundo del dominio de España.

Antes que todos ellos, como el primer mártir de los mismos ideales, debe ser colocado el calumniadísimo y desconocido Lope de Aguirre, quien vio ya, hace tres siglos y medio, lo que fatalmente debía acontecer: la emancipación de América de España, hecho lógico, naturalísimo, justo; hecho que arranca del derecho de cada cual para disfrutar y gozar y utilizar aquello que él hizo o llegó a producir, formar y acrecentar" (ISPIZÚA BAJANETA, Los Vascos en América, Vol. V, págs. 403-404, parcialmente apud MARBÁN, 1985, pág. 275).

Siguiendo el criterio heterodoxo de Ispizúa -al menos si se puede considerar "ortodoxo" (conforme con lo generalmente admitido) el criterio oficial español del cual busca distanciarse éste, pero desde el otro lado del Atlántico y ya en otro contexto, Miguel Otero Silva presenta a su turno a Lope de Aguirre como un resistente libertario, y en este caso concreto, un profético precursor del movimiento criollo decimonónico americano:

"No eras tan loco Lope de Aguirre -afirma Otero- como te han juzgado tus infamadores. Simón Bolívar, tal como tú lo soñabas, cruzará las cumbres de los Andes [...] proseguirá su jornada triunfante hasta el Perú, y tal como tú lo soñabas, arrojará para siempre de las Indias a los gobernadores y ministros del rey español, que ya no se llamará Felipe II, sino Fernando VII" (LAPL, pág. 258 "Nota del autor").

O sea, el "Libertador" no hizo sino acabar la faena iniciada por el "Príncipe de la libertad". Lo que había fracasado nada más "conquerir" el continente americano -por haber nacido Aguirre en la época equivocada y remado a contracorriente del concepto y de los intereses de su tiempo- lo convirtió él en un éxito de mayor transcendencia, soñando con la gran "República bolivariana".

Aquel mismo Simón Bolívar es quien se había acordado de éste su "precursor" Lope de Aguirre, como señala entre otros el profesor de filosofía, poeta y ensayista venezolano de padres vascos Josu Landa (2010, orig. 2008) en su contribución a un foro temático sobre rebeldía:

“A comienzos del siglo XIX, en la atmósfera ideológica que dio pie a los procesos de independencia en América, la leyenda negra tramada contra Lope de Aguirre cedió paso a su apología y reivindicación. Simón Bolívar se encuentra entre quienes 'leen' en clave libertaria la figura del temible caudillo marañón.

Según datos aportados por Miguel Otero Silva en su novela histórica [la ya citada y referida "Nota del autor"] [...], Bolívar vio en la célebre carta que Lope envió al rey Felipe II un anticipo de las gestas independentistas en América. Más exactamente, el militar insurgente venezolano concede a ese escrito de Aguirre el rango de primera declaración de independencia en el continente.”

Tanto le gustaron determinados pasajes de la desafiante misiva de Aguirre de 1561 que hasta dio órdenes para publicarla en un diario, como recuerda con más detalle el profesor universitario y periodista argentino Vicente de Amézaga Aresti en "Bolívar y los Vascos" (1964), uno de sus numerosos artículos periodísticos dedicados al tema de la diáspora vasca:

“La obra independentista de Bolívar había tenido un precedente que él supo reconocer. Hacia 1561 pasó por Venezuela un hombre vasco que dejó su nombre lleno de trágicas resonancias. Fue Lope de Aguirre, cuya sola mención lo dice todo aquí.

Pues bien, cuando el 18 de setiembre de 1821, Bolívar embarcó en Maracaibo a bordo de una goleta que había de llevarlo a San Carlos camino de Cúcuta, donde se le esperaba para que prestase juramento como presidente de Colombia, tomó para lectura durante su travesía un ejemplar de la Historia de Venezuela, de Oviedo y Baños.

Su atención recayó, principalmente, sobre aquellos pasajes en que se narran las peripecias de Aguirre y sus marañones, aguas abajo del Amazonas, hasta la isla de Margarita y Costa Firme y más que nada le sorprendió y atrajo la célebre carta dirigida por el oñatiarra al Rey Felipe II, algunos de cuyos párrafos el Libertador leyó en voz alta para sus compañeros de travesía y dictó luego a uno de ellos, el coronel Briceño, una nota dirigida al Gobernador de Maracaibo, pidiéndole que hiciera insertar en El Correo Nacional, periódico que en aquella ciudad se editaba, la dicha carta que Bolívar calificó de 'Acta primera de la Independencia de América el año de 1560'.”

Referencias y sugerencias:
  • AMÉZAGA ARESTI, Vicente de, "Bolívar y los Vascos", en Revista de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, Caracas, 1964. Xabier Iñaki Ametzaga Irribarren, hijo del autor, ha creado varias bitácoras para difundir la obra de su padre. Otra es el "Repertorio Obras Completas Vicente Amezaga Aresti" en BLOGGER, pero éste enlaza a SCRIBD y requiere suscripción para leer o descargar las obras, incl. este artículo. Sobre la "vascuidad" de Bolívar, lea "La construcción de un Simón Bolívar vasco: del problema historiográfico a la cuestión identitaria" (2012) de ALEJANDRO CARDOZO UZCÁTEGUI (Univ. Simón Bolívar, Miranda, Venezuela) o "Simón Bolivar: La forja de un mito", artículo de ÓSCAR ÁLVAREZ GILA (Univ. del País Vasco) publicado en línea en About Basque Country en 2021 y extraído del libro Simón Bolivar, entre el mito y la historia publicado en 2008 por el Museo Simón Bolivar de Ziortza (Vizcaya, País Vasco) con motivo de los 25 años de su creación.
  • GALSTER, Ingrid, "Aguirre oder Die Willkür der Nachwelt. Die Rebellion des baskischen Konquistadors Lope de Aguirre in Historiographie und Geschichtsfiktion (1561-1992). Frankfurt am Main, Verlag K. Vervuert, 1996.
  • GALSTER, Ingrid, Aguirre o posterioridad arbitraria. La rebelión del conquistador vasco Lope de Aguirre en historiografía y ficción histórica (1561-1992). Bogotá, Universidad Javeriana, 2011. Universidad de Navarra, Ediciones Universidad de Navarra S.A. | EUNSA, 2ª ed., 2015. [Parafrasear https://core.ac.uk/download/pdf/151557366.pdf, nota 26, pág. 67: "Según Ingrid Galster, el propósito de Otero Silva era “la desmitificación y rehabilitación” de Aguirre “mediante la reconstrucción de su historia individual”. Ese objetivo sólo se logra en escasa medida porque, como advierte con acierto la autora, Otero Silva “suprime a sabiendas la contradicción que habita en la figura histórica de reclamar para sí una libertad a costa de la libertad de otros, a fin de crear un héroe positivo” (2011: 605 y 619)"]
  • GNUTZMANN, Rita, "Un ejemplo de recepción literaria: Lope de Aguirre creado por Ramón J. Sender y M. Otero Silva", en Revista de Literatura, Vol. 50, No. 99 (enero-junio 1988), págs. 111-128.
  • ISPIZÚA BAJANETA, Segundo de (1869-1924), Historia de los vascos en el descubrimiento, conquista y civilización de América, 6 vols., Bilbao (Vols. I-II), / Madrid (Vols. III-VI), EE.VV., 1914-1919. Elaborado para un concurso promocionado por el Círculo de Estudios Vascos. Título original (Vols. I-II) cambiado a Los Vascos en América: Historia de América (Vols. III-VI). Elaborado para un concurso promocionado por el Círculo de Estudios Vascos. Para refs. detalladas, ver AA.VV, Catálogo del Fondo Histórico Vasco, Bilbao, Univ. del Deusto, 2012, págs. 176-177, nos. de catálogo 2253-2268. Nos interesa aquí: Los Vascos en América: Historia de América, Vol. V, "Venezuela. Tomo II - Lope de Aguirre", Madrid, Artes Gráficas Mateu, 1918, "II. Lope de Aguirre", págs. Para referir a esta obra, utilizaremos la sigla LVEA, precisando después volumen y pág(s). según proceda. Lea en línea LVEA, Vol. V: "Venezuela. Tomo II - Lope de Aguirre".
  • ISPIZÚA BAJANETA, Segundo de, Los Vascos en América, 4: “Lope de Aguirre”. San Sebastián, Ediciones Vascas | EV, Colección “Biblioteca de Autores Vascos | BAV”, No. 9, 1979.

  • LAFARGA LOZANO, Adolfo, Los vascos en el descubrimiento y colonización de América. Bilbao, Ed. La Gran Enciclopedia Vasca, 1973.
  • LANDA GOYOGANA, Josu (Caracas 1950, de padres vascos exiliados, profesor de filosofía UNAM, poeta, ensayista), “Lope de Aguirre: primer separatista de América”, en Cristina GÓMEZ ÁLVAREZ, Josefina MAC GREGOR GÁRATE, Mariana OZUNA CASTAÑEDA (coordinadoras), 1810,1910: Reflexiones sobre dos procesos históricos. Memoria, México, Universidad Nacional Autónoma de México | UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, 2010. Originalmente presentado como ponencia durante el Coloquio “Los centenarios: análisis y reflexión de dos procesos históricos” (México D.F., UNAM, Fac. de Filosofía y Letras, 6-10 de octubre 2008), más precisamente el 10-10-2008 en la Mesa 13: “Una mirada latinoamericana I”.


  • LANDA GOYOGANA, Josu, "Lope de Aguirre: primer separatista de América", en Luvina. [Revista literaria ...] (Universidad de Guadalajara, México), Núm. 60, "Rebeldía", (otoño 2010). Este número se puede descargar en formato PDF, ver allí págs. 78-82.

  • LANDA GOYOGANA, Josu, "Lope de Aguirre: El poder y la furia”, uno de los ensayos que el autor publicó en su libro Tanteos, México, Afínita Editorial, 2009.

  • LEFÈRE, Robin (Université Libre de Bruxelles | ULB), "Historia y ficción: la figura de Lope de Aguirre" en JOSET, Jacques, y Philippe RAXHON (dirs.), 1898-1998. Fines de siglos. Historia y literatura hispanoamericanas [en línea]. Liège, Presses Universitaires de Liège | PUL, 2000, págs. 129-146.
  • MARBÁN, Jorge A., "Transfiguración histórica y creación literaria en el Lope de Aguirre de Otero Silva", en Revista Iberoamericana (Pittsburgh University, Pennsylvania), Nos. 130-131 (enero-junio 1985), págs. 273-282.

  • OTERO SILVA, Miguel, Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad. Barcelona / Caracas / México D.F., Seix Barral, "Biblioteca Breve", 1979.

  • OTERO SILVA, Miguel, Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad. La Habana, Casa de las Américas, 1982.
  • SENDER, Ramón J., La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya. Nueva York, Las Américas, 1964.
  • SENDER, Ramón J., "La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya", en Ramón J. SENDER, Obra completa, 2 vols., Barcelona, Ediciones Destino, 1976-1977, Vol. II, 1977, págs. 357-777.
  • SCHLICKERS, Sabine (Univ. de Bremen), "5.3 Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad (1979) de Miguel Otero Silva", en su estudio La Conquista imaginaria de América: crónicas, literatura y cine, Frankfurt am Main, Peter Lang Edition, Colección "Hispano-Americana [Geschichte, Sprache, Literatur]", Vol. 48, 2015, bajo "5. El minotauro en su laberinto: Lope de Aguirre en literatura y cine", págs. 103-111.

domingo, 31 de marzo de 2013

Un Aguirre reivindicador, como sus Marañones afectado por la tarumba del equinoccio. No son sino dos facetas de la aproximación senderiana

Ramón José Sender, La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya (novela desde el exilio, 1964)

Podríamos colocar a Sender tras de Ramón del Valle-Inclán. Se sabe que este último anunció un Hernán Cortés, no publicado nunca, y que más le inspiró la alocada carrera de Lope de Aguirre.

El proyecto abandonado por Valle-Inclán, sí lo realizó Sender. En 1940, poco después de su llegada a México, trató de llevar a la escena la vida de Hernán Cortés, un héroe que presenta con características que hasta cierto punto recuerdan las de Lope de Aguirre, como ha demostrado Raymond Marcus (1968, pág. 586):

"Es un resentido: 'En castilla, nadie me conoció. Era un truhán o un hombre de pequeñas vanaglorias. En Cuba tampoco.' (Hernán Cortés, 1940, pág. 117).

Es un hombre endemoniado, en los dos sentidos de la palabra; dice el mismo Cortés: '... yo llevo un demonio interior... que no me deja parar, que me lleva a la más grande miseria o a la más grande gloria' (Ibidem, pág. 46), y afirma otro personaje: 'ese Cortés tiene pacto con el diablo' (Ibidem, pág. 106)."

La diferencia esencial entre las actuaciones de los dos conquistadores es que la de Cortés redunda en mayor gloria de España, como ha observado el destacado senderiano Patrick Collard (1980), sirviéndose para ello del subtítulo sugestivo de la novela, así como de las observaciones del propio Sender al respecto de éste en su "Prefacio del autor sobre las novelas históricas" (1976):

"Igual que Lope de Aguirre, Cortés 'construye' su destino a partir de una transgresión de la legalidad; la diferencia esencial está en que, donde el primero sigue en su transgresión, la esforzada aventura del segundo hará de él un héroe 'oficial'.

Recuperadas por la sociedad, las hazañas de Cortés se convirtieron en epopeya, mientras que la vida de Lope el Traidor es para siempre antiepopeya" (pág. 27).

Pero es en 1964, veinticuatro años después, y siempre desde el exilio, cuando Sender evoca realmente al otro conquistador que le había interesado a Valle-Inclán, publicando La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya.

Se trata pues de una antiepopeya. ¿Por qué antiepopeya? El propio don Ramón nos lo aclara, como ya señalamos, en su "Prefacio sobre las novelas históricas" (1976):

"Siempre que se habla de América se hace como si su descubrimiento y conquista fuera obra de seres sobrehumanos. [...] Entonces se hechan a vuelo las campanas, se habla de las glorias de la raza -en el día de la Raza- y todos son clarines, gallardetes e himnos de gloria. Eso puede estar bien, pero es más interesante para mí y sin duda para el lector ver cómo fueron esas cosas en los ojos y en las conciencias de los mismos que las hicieron. Y el libro sobre Lope de Aguirre sin dejar de ser verdad en sus constantes miserias no deja de tener grandeza humana. El contraste le da vigor poético.

En este tiempo nuestro de los 'antis' yo la considero una 'antiepopeya' lo que filológicamente es verdad porque 'epopeyas' eran, en griego, las campañas con caballos y los pocos que llevaba Lope de Aguirre no llegaron a intervenir en el campo porque se los comieron en las barcazas por el río Amazonas. [...] El día de la Raza habría que recordar las antiepopeyas también, para sacar alguna luz nueva y provechosa para el presente y el futuro" (Obra Completa, Tomo I, pág. 14).

Sender dice antiepopeya en el sentido en que lo sería para un escritor épico clásico, es decir, porque su héroe no ostenta las virtudes convencionales del héroe positivo tradicional: leal, patriota, desinteresado...

"Pero -observa el infatigable senderiano Francisco Carrasquer en una aproximación a la novela histórica de Sender (1970)- no coincide con la imagen del antihéroe tan prodigada en la literatura contemporánea, del tipo vulgar, sin ningún moral, sin carácter ni personalidad acusada.

Lope de Aguirre no es un individuo común y corriente, sin personalidad, sin carácter, sin fuertes convicciones propias. [...] cobra los caracteres del héroe negativo, del héroe moral, social, militar, política y metafísicamente rebelde" (págs. 182-183).

El Lope de Aguirre senderiano tendrá sin duda rasgos del héroe negativo y rebelde del que habla Carrasquer, pero de ahí a pretender que como tal ya no cabe en la categoría de antihéroe...

El Aguirre que pondrán en escena en sus novelas los escritores argentino Abel Posse (1978) y venezolano Miguel Otero Silva (1979), o el que llevarán a las tablas los dramaturgos españoles José Sanchis Sinisterra (1991) y Alfonso Sastre (2010), por solo dar estos ejemplos, ¿acaso no puede ser considerado antihéroe?

¿Será cierto que el antihéroe se ha vuelto un don nadie (un personaje insignificante y gris, sin carácter ni ideas ni objetivos bien definidos y que pasa totalmente inapercibido) en la literatura contemporánea, tal como lo planteó Carrasquer hace unas décadas? Más bien se han vuelto múltiples los antihéroes novelescos y cinematográficos desde entonces: habrá el don nadie, por supuesto, pero entran más subcategorías como la víctima, el fracasado, el sublevado (rebelde), el aventurero, el peregrino, el lunático, el payaso y unas cuantas más. Al antihéroe se le puede actualmente ir poniendo un sinfín de caras.

¡Hablando de un concepto ambiguo! Según el DRAE, se puede considerar ambiguo aquel concepto “que puede entenderse de varios modos o admitir distintas interpretaciones y dar, por consiguiente, motivo a dudas, incertidumbre o confusión”. Con razón afirma Christopher Vogler (2002) que el concepto de antihéroe “es un término resbaladizo que puede generar mucha confusión” (pág. 78). Argumento fundado -sostienen Alfonso Freire Sánchez y Montserrat Vidal-Mestre en un artículo sobre el antihéroe en las narrativas audiovisuales transmedia (2022)- ante la pluralidad de enfoques sobre la voluntad, los atributos y el determinismo de estos personajes".

En las huellas del médico e historiador argentino Ramón Pardal y del historiador oscense Emiliano Jos, Sender pinta a su héroe rebelde como un resentido. En la conferencia (publ. 1934) donde defiende su tesis de un Lope de Aguirre mentalmente enfermo, sufriendo de "delirio de reivindicación", el Dr. Pardal, llegado a un punto que parece de resumen, dice del soldado vascongado:

"No busca con la guerrera expedición que acaudilla mejorar la situación de una clase oprimida, o de un estado de cosas perturbado. No toma partido por un pueblo o un grupo social [lea: como pretenden hacernos creer determinadas lecturas "aguirristas" a ambos lados del Atlántico], toma partido para vengar supuestos agravios a su persona" (apud JOS, 1950, pág. 20).

Lo que el Emiliano Jos (1950) traduce así: "Aguirre es un rebelde, cierto, pero de pensamiento, palabra y obra, y lo es, según declara hartas veces en sus escritos, por estar resentido contra los gobernantes del Perú, contra el Rey y, aunque no lo diga, resentido, o amargado más bien, por su fealdad y mal tipo, por su cojera y, sobre todo, por su poca suerte en el Perú" (pág. 38).

Todos los veteranos del Perú sacaron algo de las revueltas pasadas o fueron recompensados posteriormente por las autoridades, mientras que él se quedó con las manos vacías, como apunta, entre otros investigadores, Rita Gnutzmann (1988, pág. 123).

Nos lo confiesa el propio Lope en La aventura equinoc[c]ial: "Viendo yo que todos sacaron algo de sus hechos y hazañas, y aun de lo que no hacían, y que yo no sacaba más que el tiempo y la sangre perdidos y que me hacía viejo y sólo me daban potros para desbravar, comencé a sentirme estrecho dentro de mi conciencia [...]" (SENDER, Obra completa, II, 1977, págs. 376-377).

Este "sentirse estrecho dentro de su conciencia" revela lo profunda que era la herida del resentimiento en este veterano de las guerras civiles peruanas. Está resentido por su poca suerte en el Perú, y quiere reivindicar sus derechos atropellados.

Según Raymond Marcus (1968, ed. 1970, pág. 588), reivindicación es una palabra clave en la novela de Sender para entender a Lope de Aguirre, como señala el mismo narrador de La aventura equinoc[c]ial: "Entre todas las palabras que relacionaba con su estado había una que le parecía especialmente adecuada: venganza [...] Pero había otra mejor para Lope: 'reivindicación' [...] Reivindicarse era calzarse la púrpura del enemigo después de haber movido la daga dentro de la herida" (SENDER, Obra completa, II, 1977, pág. 718).

En cuanto a la locura de Aguirre, no es sino una manifestación más de su ambición frustrada, si debemos creer el narrador: "Ya no llamaban a Aguirre el loco porque veían que no era la razón lo que le faltaba, sino todo lo demás. Le faltaba todo en el mundo menos la razón. Y él quería apoderarse, con su razón, de todo lo que le faltaba" (Ibidem, pág. 742).

Aunque no lo aprueba, tampoco procura Sender condenar a ese héroe de la antiepopeya, sino que más bien se esfuerza por analizarle, como nos cuenta él mismo en su "Prefacio del autor sobre las novelas históricas":

"[M]i aproximación a los caracteres novelescos por monstruosos que sean es siempre una aproximación dirigida por alguna clase de simpatía humana, es decir de necesidad de comprensión"(SENDER, Obra completa, I, 1976, pág. 23).

"Y claro es que comprender es tanto como perdonar. Difícil era perdonar a Lope de Aguirre [...] Pero traté de acusar en su carácter los rasgos plausibles -su amor paternal, aunque lleve a decisiones monstruosas, también- y de atribuir sus desmanes a la influencia de los meteores que en la línea equinoccial son tan violamente extremistas. La 'tarumba del equinoccio', que decían los 'marañones' " (Ibidem, págs. 13-14).

De una comparación entre el personaje de Cortés y el Lope de Aguirre pintados por Sender, puede deducirse, sin embargo, según Raymond Marcus (1968, ed. 1970), "una evolución bien patente en el escritor, que nos revelará por qué ha sido impulsado a contar en una novela la historia del último, tras haber tratado de llevar a la escena la del otro" (pág. 589).

Si Hernán Cortés exaltaba "el triunfo glorioso por las armas de un conquistador injustamente menospreciado por la sociedad" -continua Marcus-, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre muestra que "la violencia y el crimen no son medios adecuados para resolver los casos de injusticia que pueden existir", y aunque Sender "no condena explícitamente al desgraciado y desalmado conquistador Lope de Aguirre", sí "condena por el mismo desarrollo de la malograda aventura su reivindicación armada" (Ibidem, todo pág. 589).

Además, don Ramón José nos lo deja muy claro en el ya varias veces aludido o citado "Prefacio del autor sobre las novelas históricas": "Yo soy del todo opuesto al uso del terror en las contiendas sociales o políticas" -declara en 1976- "porque del uso de la violencia sólo viene una violencia creciente" (Obra completa, I, 1976, pág. 18).

Llegado a este punto, ¿se puede decir que en La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre Sender viaja al pasado -y nos hace viajar lectores al pasado-, para señalar y meter el dedo sobre algún comportamiento o funcionamiento político-social errático que persiste en el presente, y a través de ello, darnos una lección para el futuro, a la manera de György Lucácks (1955)?

¿Se puede decir, a la luz de lo arriba comentado -la condena indirecta del uso de la violencia para corregir injusticias en la jornada marañona-, que es visible en esta novela el compromiso político-social del autor?

Cuando se habla del compromiso político-social como uno de las características más recurrentes en las obras de Sender, muchas veces se quiere encontrarlo sistemática e invariablemente en cada novela, o como Francisco Carrasquer (1970), relacionarlo exclusivamente con sus novelas históricas.

No cabe duda, por considerar tan sólo un período creativo a modo de ejemplo, que tal compromiso esté presente en algunas novelas senderianas de los años 1920 y la primera mitad de los años 1939. Sabemos que entre 1918, año en que terminó el bachillerato y se fue sólo a Madrid a buscar su propio camino, iniciándose en la literatura por su cuenta y publicando artículos y cuentos en varios periódicos, y 1936, inicio de la Guerra Civil y de la caza de activistas socialistas, comunistas y anarquistas y de periodistas libertarios y defensores de los grupos obreros, Sender compartió su vocación de escritor con su vocación política y las actividades revolucionarias con grupos de obreros anarquistas, y hasta llegó a ser encarcelado en 1927 por participar en actividades contra el general Primo de Rivera.

Ahora, si bien lo encontramos en Imán, que trata de la guerra de Marruecos (1922-1924) -en la cual Sender sirvió y ascendió a alférez de complemento- y varias otras novelas de los años 1918 a 1930, no se puede decir que sea tan descaradamente manifiesto en una novela histórica como La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), como destaca acertadamente la escritora Mado Martínez Muñoz (2002), quien enfatiza otra de las características a veces invariablemente extrapoladas al conjunto de la obra senderiana, que ésta sí está omnipresente en la novela que nos ocupa: la atracción que don Ramón José siente por lo oscuro, lo que se ha quedado velado de misterio, lo que se ha ido envoltando de leyenda, y dentro de lo oscuro, lo extremadamente violento, lo despiadadamente sanguinario.

Dice la escritora Martínez Muñoz que "Sender prefiere [aquí] seguir el rastro de lo oculto, de los individuos oscuros, del crimen, de los elementos sobrenaturales, y de las reflexiones antropológicas y teosóficas. El crimen es uno de los elementos que más atraen a Sender, por relacionarlo nuestro autor con los individuos de mente oscura, y porque en sus obras se percibe que estos individuos son empujados hacia su destino por medio de fuerzas ocultas y sombrías".

Más que reivindicar o acusar a un personajes tan sanguinarios como Lope de Aguirre o Billy el Niño, el protagonista de El bandido adolescente (1965), ya juzgados y castigados por la Historia como seres intrínsicamente malos y pervertidos, lo que le interesa a Sender es lo que comenta él mismo en el ya aludido “Prefacio del autor sobre las novelas históricas” (1976): analizarlos, intentar entenderlos en su complejidad, imaginar y recrear sus pensamientos, miedos, dudas y silencios. Su personalidad, la crueldad de sus actos y su trágico destino lo atraen y le causan impresión y fascinación.

Escuchemos otra vez a Mado Martínez Muñoz: "En El bandido adolescente y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre predomina el interés por la mente criminal, por la psicología del individuo, las fuerzas que lo impujan...

Las dos novelas tienen como protagonistas a dos personajes históricos -Billy el Niño y Lope de Aguirre, respectivamente-, y la narración se preocupa por despertar la curiosidad por las mentes criminales de estos personajes, su psicología, su voluntad, y las fuerzas que la mueven hacia lo sombrío y fatídico. En las dos obras hay una cuidadosa preocupación por la recreación del escenario histórico, y en ninguna de ellas predomina el compromiso socio-político ni la denuncia de ningún tipo" (Ibidem).

  • ALONSO, María Nieves, "El héroe de esta historia no es Hernán Cortés", en Signos, Nos. 31-32 (1992), págs. 17-34.
  • AMOR Y VÁZQUEZ, José (Brown University, Providence, Rhode Island, EEUU), “Presencia de México en tres escritores españoles: Jarnés, Moreno Villa, Sender”, en AIH. Actas III [Actas del Tercer Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (México D.F., 26-31 de agosto de 1968), editadas por Carlos H. Magis, México D.F., Colegio de México, 1970, págs. 77¬-88.
  • CARRASQUER LAUNED, Francisco (1915-2012, escritor, poeta, crítico, traductor, pensador-activista libertario), "Imán" y la novela histórica de Sender. Zaandijk, Firma J. Heijnis, 1968. Edición aumentada, Londres, Tamesis Books / Grant and Cutler, Colección "Tamesis. Serie A. Mecanografías", Vol. 17, con prólogo de Ramón J. Sender, 1970.

  • COLLARD, Patrick (Universidad de Gante | UGent, Bélgica, colaborador de la revista aragonesa Imán), Ramón J. Sender en los años 1930-1936. Sus ideas sobre la relación entre literatura y sociedad. Gent, Rijksuniversiteit Gent | RUG, Werken uitgegeven door de Faculteit van de Letteren en Wijsbegeerte, 167e aflevering, 1980.

  • FREIRE SÁNCHEZ, Alfonso, y Montserrat VIDAL-MESTRE, "El concepto de antihéroe o antiheroína en las narrativas audiovisuales transmedia", en Cuadernos.info (Santiago), Núm. 52 (2022), págs. 246-265.
  • GIL GUERRERO, H., “La conquista de México en el teatro de Ramón J. Sender. Los inicios de un teatro histórico revisionista”, en FLOECK, Wilfried, y Sabine FRITZ (eds.), La representación de la Conquista en el teatro español desde la Ilustración hasta finales del franquismo, Hildesheim, Olms Verlag, 2009. Sobre el discurso de la Conquista en el teatro español, ver en la misma publicación: FLOECK, Wilfried (Univ. de Giessen, Alemania), “Del triunfalismo a la revisión crítica. El desarrollo del discurso de la conquista en el teatro español”, y CHEN SHAM, J., “Del discurso apologético de la conquista hacia su cuestionamiento”.
  • GNUTZMANN, Rita, "Un ejemplo de recepción literaria: Lope de Aguirre creado por Ramón J. Sender y M. Otero Silva", en Revista de Literatura, Vol. 50, No. 99 (enero-junio 1988), págs. 111-128.
  • JOS PÉREZ, Emiliano, Ciencia y Osadía sobre Lope de Aguirre. Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla | EEHH, 1950.
  • LUCÁCKS, György, La novela histórica (1955). México, Biblioteca Era, 1971. Barcelona, Ediciones Grijalbo S. A., 1976.
  • MARCUS, Raymond, "El mito literario de Lope de Aguirre en España y en Hispanoamérica", en ActasIII.AIH | Actas del III Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (México D.F, 26-31 de agosto de 1968), publicadas bajo la dirección de Carlos H. MAGIS, México, AIH / El Colegio de México, 1970, págs. 581-592.

  • MARTÍNEZ MUÑOZ, Mado, "Ramón J. Sender y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Breves aproximaciones", en Espéculo (UCM), No. 22 (2002).
  • PARDAL, Dr. Ramón, "El delirio de reivindicación en un Conquistador de América - El caso de Lope de Aguirre el 'Peregrino' ", en Conferencias, Buenos Aires, Año II, No. 8 (marzo de 1934), págs. 8-18.
  • SENDER, Ramón J., Imán. Madrid, Cénit, Colección "La novela de guerra", 1930. Consulte la guía de Bernardo Antonio GONZÁLEZ (Wesleyan University, Middletown, Connecticut) y el artículo "Imán y Sender" (en CHCO, UCM) para leer y entender esta novela bélica crítica con las autoridades españoles, la primera novela del autor. Un alegato antibelicista y antimilitarista de un joven Sender que había estado en Melilla y pudo conocer el Desastre de Annual.
  • SENDER, Ramón J., Hernán Cortés. [Retablo en dos partes y once cuadros]. México D.F., Ediciones Quetzal [editorial de la cual el autor fue cofundador], Colección “Un hombre y una época”, 1940. Para referir a esta obra de teatro, utilizaremos la sigla HC.
  • SENDER, Ramón J., La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya. Nueva York, Las Américas, 1964.
  • SENDER, Ramón J., El bandido adolescente. Barcelona, Destino, 1965. Barcelona, Salvat, 1970.
  • SENDER, Ramón J., "La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya", en Ramón J. SENDER, Obra completa, 2 vols., Barcelona, Ediciones Destino, 1976-1977, Vol. II, 1977, págs. 357-777.
  • SENDER, Ramón J., "Prefacio del autor sobre las novelas históricas", en Obra Completa, 2 vols., Barcelona, Ediciones Destino, 1976-1977, Vol. I, 1976, págs. 5-38.
  • VOGLER, Christopher, (ejecutivo de desarrollo, guionista, autor y profesor de Hollywood), El viaje del escritor. [Las estructuras míticas para escritores, guionistas, traductores, novelistas]. Traducción de Jorge Conde basada en The Writer's Journey, Studio City (California), Michael Wiese Productions, (1992) 2ª ed. 1998. Barcelona, Ma non Troppo [un sello de Ediciones Robinbook], Colección "Creación", 2002.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Mostrar a Aguirre en todo su complejidad como ser humano: la propuesta de Torrente Ballester

Gonzalo Torrente Ballester, Lope de Aguirre. Crónica dramática de la historia americana en tres jornadas (obra de teatro, 1941)

Puede sorprender que en 1940, en el auge de la Falange, cuando se estaban consolidando en España las ideas políticas y sociales franquistas y brillaba con todo su esplendor una mezcla de patriotismo tradicional y fervor fascista, fomentando el amor y la lealtad a la Patria como cemento de la sociedad española, o lo que es más correcto, imponiendo la adherencia incondicional a la Causa Nacional, un joven autor gallego publicara, en la revista falangista Vértice nada menos, un relato biográfico sobre un auténtico antihéroe de la Conquista, protagonista de lo que Ramón J. Sender (1964) llamaría una “antiepopeya”, mantenido cuidadosamente alejado de la galería de los “héroes oficiales” de la Conquista, por ser todo lo contrario del tipo de conquistador que podía servir la gran causa nacionalista y que se podía sacar del armario, redorar y lucir en el día de la Raza: Lope de Aguirre, “amigo de sediciones” -siempre involucrado en algún motín cuando no estaba combatiendo del lado que le tocaba- que se había atrevido a enfrentarse directa y abiertamente a la máxima autoridad española, renegándose del Rey; un loco sanguinario además, que había asesinado a sangre fría a sus compatriotas -nobles y honrados servidores de la causa del Rey en las Indias como el navarro Pedro de Ursúa-, a sus propios hombres y hasta a su hija.

¿Qué puede haber animado en 1940 al editor responsable de una revista falangista a publicar, y como habrá justificado la publicación de la biografía de un conquistador que ha sido sacrificado en el altar de la Conquista por la Historia nacional oficial?, un perdedor finalmente, un pobre desgraciado que, por ser consecuente –autoproclamándose traidor– y llevar su desmedida causa y ambición personal –hacerse con el Perú en nombre de todos que como él habían pagado con su sangre y su juventud la conquista de aquellas tierras, y sobre todo, verse por fin recompensado por las penas pasadas tras haberse visto excluido de la distribución de tierras y riquezas- hasta las últimas consecuencias, acabó perdiendo su causa, serviría para siempre de expiador de las aberraciones cometidas con hierro y sangre -muchas veces para servir sus propios intereses- por el común de los conquistadores, y saldría así triplemente castigado: “por el cielo” en su calidad de “ira de Dios” que había pactado con el diablo; por las autoridades locales, que hicieron descuartizar su cuerpo y mandar sus restos a distintos partes de Venezuela "para que su alma no encontrara jamás reposo"; y por los que forjaron la versión oficial de este episodio actualmente muy debatido y revisado de la Historia nacional de España.

Es más: ¿se entiende que, en el momento en que Ramón J. Sender, exiliado en México, no tenía más remedio que autopublicar en sus recién fundadas Ediciones Quetzal para luego hacer estrenar allí su “retablo escénico” Hernán Cortés (1940), obra teatral que convirtiría finalmente en la novela Jubileo en el Zócalo (1964) y que trataba según cuenta en su “Prefacio sobre las novelas históricas” (1976) de un tema sensible entre los mexicanos, quienes recuerdan a la figura de este conquistador con una curiosa mezcla de amor y odio, Gonzalo Torrente Ballester haya obtenido permiso para publicar en la España franquista de la posguerra, y en la revista de la Falange nada más, Lope de Aguirre, el peregrino (1940), un relato biográfico sobre el conquistador que pasó a la historia como la “oveja negra” de la conquista por fracasado, malvado y traidor -si bien es verdad que en realidad era simplemente un conquistador de su tiempo, es decir, no era más cruel o ávido de poder y riquezas que un Hernán Cortés o un Francisco Pizarro , sino que había sido consecuente hasta el final, sin fingir lealtad y servicio ante la autoridad central mientras hacía lo que le daba las ganas en las Indias, lejos de ella?

¿No hubiera tenido que ser al revés, para que encajaran ambos autores en el contexto histórico concreto del momento –uno de exilio, distancia de la Patria y relativa libertad, otro de auge de y convivencia obligada con el franquismo en la misma Patria– en el cual se encontraban? Curioso paradoxo, si bien sabemos que ahí, además de, e incluso más que la prudencia o el oportunismo ante el momento histórico, entran también factores más personales de la vida creativa de ambos autores tales como valoración estética, predilección por un tipo de sucesos o personajes, la preexistencia de gérmenes de interés por la historia de un continente, etc., si no, como fue el caso de Torrente Ballester, muestras -por lo menos aparentes- de atracción y simpatía por el ideario vigente.

Así, a Sender -como a muchos autores del exilio republicano del 39- se le dio por querer revisitar (y revisar) a distancia y a través de sus escritos los grandes momentos de la historia patria. La obra teatral Hernán Cortés y la novela Carolus Rex son sólo dos ejemplos de ello.

Es más. Antes de idear su Hernán Cortés, en los años anteriores a la Guerra Civil, ya se había interesado por la jornada de Lope de Aguirre, leyendo con atención el estudio pionero (1927) que le había dedicado el historiador oscense Emiliano Jos Pérez, como recuerda José Carlos Mainer (1983, pág. 338).

En cuanto a Torrente Ballester, es Jesús González Maestro (2006, ed. 2008) quien nos recuerda que "[d]urante los años 1939 y 1942, G. Torrente Ballester había impartido en la Universidad de Santiago clases sobre Historia de América" y que "[l]a figura de Lope de Aguirre fue en cierto modo recurrente en la obra temprana de Torrente":

"A partir de la lectura de Las inquietudes de Shanti Andía, de Pío Baroja, y de sus lecciones sobre la América hispana, Torrente observa en la figura de Lope de Aguirre cualidades que admiten un tratamiento literario. Así, en agosto de 1940 había aparecido en uno de los suplementos de la revista Vértice el relato titulado Lope de Aguirre, el peregrino, escrito entonces bajo la forma de una prosa deliberadamente arcaizante." (2006, pág. 6, nota 9).

Sea como sea, sigue siendo un misterio cómo se pudo reservar el más mínimo espacio en 1940 en una entrega de Vértice a la memoria de un traidor de la Patria, perdedor y antihéroe como Lope de Aguirre, cuando lo normal hubiera sido ensalzar a vencedores y héroes oficiales como Francisco Pizarro o Hernán Cortés. A no ser que la recepción y aprobación del relato de Torrente Ballester se haya basado en una extrapolación a la narrativa de lo que el autor había escrito poco antes (1937) sobre el futuro del teatro español: que trataría de los grandes eventos de la Historia patria, de los mitos, etc., y ya no de banalidades; y como no, en la ostentativa "ortodoxia" del aval falangista de don Gonzalo en los primeros años de la posguerra, la pena que se daba por corregir y hacerse perdonar su flirteo con el anarquismo los años anteriores a la Guerra Civil, como han observado José Carlos Mainer (1971), Julio Rodríguez Puértolas (2008) y tal vez otros investigadores que lo conocieron y/o publicaron sobre la relación entre Falange y literatura; finalmente, en lo que fue fruto de ello: sus ensayos políticos de 1942, su puesto de docente en la Escuela Superior de Guerra y su colaboración como crítico literario en el diario Arriba. Aunque eso sí, ¿acaso no había sido encarcelado en 1927, por participar en acciones contra Primo de Rivera y simpatizar con los anarquistas, Ramón J. Sender, otro joven escritor de primera fila? No era de esperar en docentes, periodistas, escritores, en fin, en las mentes brillantes de aquel entonces? Y luego, siempre es peligroso juzgar a escritores de alto vuelo como Torrente Ballester y Sender por determinadas simpatías que pueden -o no- haber tenido en el pasado ¿Realmente eran lo que hoy parecen? Raras veces un escritor brillante se comprometerá con un régimen político o una ideología que intenta atraparlo y enjaularlo.

Lo fuerte es que un año más tarde, en 1941, don Gonzalo repetiría, publicando Lope de Aguirre. Crónica dramática …, que según Jesús G. Maestro "[d]esde el punto de vista de sus contenidos fenomenológicos [...] muestra, entre otros aspectos, la conjunción de tres referentes fundamentales: el interés por el personaje histórico, el tratamiento épico del mito en el teatro (Becerra, 1997), y la encarnación humana del ejercicio del poder, inseparable del ejercicio de la libertad" (2006, pág. 6).

Como la mayor parte de las obras de teatro de don Gonzalo, nunca se estrenaría. Tal vez por el contexto político-social concreto arriba aludido, y por otras circunstancias que estudió más detenidamente Jesús G. Maestro. Torrente nos aporta otro elemento importante en la entrevista en profundidad a modo de monólogo que le realizó Pablo Lizcano en 1984 para el programa "Autorretrato" de TVE. Cuando el periodista le pregunta cómo explicar la recepción más bien modesta de su obra a lo larga de su carrera -exceptando tal vez la acogida de La saga/fuga de J.B. (1972), o de la trilogía Los gozos y las sombras (1957-1962) tras la emisión de la adaptación televisiva (1982) -, le contesta que la crítica, de la que se supone que actue de "intermedio" entre el escritor y el público lector, dándole a éste último una idea razonable de lo que es una obra, ha sido injusta con él, por una razón concreta: muy a diferencia de lo que ocurre en el mundo literario anglosajón, en el de España no está nada bien visto ser a la vez creador y crítico, es más, es pasarse de la raya, es cometer un sacrilegio! A Torrente llegaron a respetarlo con los años como crítico literario, y como crítico y teórico de teatro en particular, pero soportaron que fuera también escritor de teatro y de novelas. Entonces, se metieron con él, diciendo que su obra literaria era "demasiado intelectual", lo que, como el autor gallego argumenta durante la misma entrevista realizada por Pablo Lizcano, la popularidad de una serie televisiva como la basada en la trilogía Los gozos y las sombras (1957-1962) emitida por RTVE en 1982 (2009, 2011) invalida de una vez.

De todas maneras, y volviendo a lo que realmente importa, que es la obra misma, hay quien ha dicho de Lope de Aguirre. Crónica... que, si bien el tema de la obra es "imperial", hay un intento velado de desmitificación por debajo.

No obstante la escasa recepción en el momento de la publicación, la pieza Lope de Aguirre (1941) es considerada de lo mejor que haya en la producción teatral de don Gonzalo. Luis Iglesias Feijoo ha dicho que lo que se descubre sobre todo a través de la soltura narrativa de esta obra de teatro es un gran novelista.

Durante su ponencia en el Congreso “El realismo en Torrente Ballester: poder, religión y mito” (Münster, 06-08 de octubre de 2011), Jessica Castro, hablando del estilo propio desarrollado por Gonzalo Torrente Ballester, recuerda que "vino a renovar técnicas narrativas, devolviendo el protagonismo a los personajes y a sus vivencias, en detrimento de los hechos en sí mismos", y lo que dice de los personajes de la novela Los gozos y las sombras se puede extrapolar a la totalidad de sus obra novelística y teatral: "se crean por "retazos", se construyen paulatinamente, en la acumulación de datos sobre ellos a lo largo [del texto]. Torrente Ballester aparta a los personajes de las abstracciones, porque entiende la Literatura como "manifestación del hombre en su integridad".".

  • ARNSCHEIDT, R., “La conquista en el teatro del franquismo. José-María Pemán y Gonzalo Torrente Ballester”, en FLOECK, Wilfried, y Sabine FRITZ (eds.), La representación de la Conquista en el teatro español desde la Ilustración hasta finales del franquismo, Hildesheim, Olms Verlag, 2009. Sobre el discurso de la Conquista en el teatro español, ver en la misma publicación: FLOECK, Wilfried (Univ. de Giessen, Alemania), “Del triunfalismo a la revisión crítica. El desarrollo del discurso de la conquista en el teatro español”, y CHEN SHAM, J., “Del discurso apologético de la conquista hacia su cuestionamiento”.
  • CASTRO, Jessica, "En torno a la novelística de Gonzalo Torrente Ballester: Los gozos y las sombras y el concepto de realismo", contribución para el Congreso Internacional “El realismo en Torrente Ballester: poder, religión y mito” celebrado en Münster del 06 al 08 de octubre de 2011. Vea el informe del segundo día del congreso con reseña crítica de las intervenciones publicado en la bitácora “Vivir de los cuentos” el 08-10-2011.
  • GONZÁLEZ MAESTRO, Jesús (profesor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Univ. de Vigo), “La idea de libertad en Lope de Aguirre desde el materialismo filosófico como teoría de la literatura” (21-11-2006), ponencia para el Congreso Internacional Torrente Ballester “Les jeux de l’identité mouvante dans l’oeuvre de Gonzalo Torrente Ballester” [“Los juegos de la identidad movediza en la obra de Gonzalo Torrente Ballester”], Université de Pau et des Pays de l’Adour | UPPA (Francia), 24-25 de noviembre de 2006. Recogida en Carmen BECERRA y Émilie GUYARD (eds.), Los juegos de la identidad movediza en la obra de Gonzalo Torrente Ballester, Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, “Publicaciones académicas” - Colección “Biblioteca Gonzalo Torrente Ballester” dir. por Carmen BECERRA, Vol. 4, 2008, págs. 15-36. Lea la presentación y consulte el índice de esta publicación en la web de la Editorial Academia del Hispanismo.

  • GONZÁLEZ MAESTRO, Jesús, "La libertad en Lope de Aguirre, de Torrente Ballester" [en línea], vídeo publicado el 08/04/2016 en el canal YouTube del docente.
  • JOS PÉREZ, Emiliano (1897-1961, historiador, Univ. Central, Madrid), La expedición de Ursúa al Dorado, la Rebelión de Lope de Aguirre y el itinerario de los “Marañones”, según los documentos del Archivo de Indias y varios manuscritos inéditos. Prólogo de Agustín MILLARES CARLO. Huesca, Imprenta V. Campo, 1927.
  • LIZCANO, Pablo (RTVE, periodista realizador), “El escritor gallego en primera persona”, entrega del programa televisivo “Autorretrato” que incluye una entrevista en profundidad con Gonzalo TORRENTE BALLESTER, introducida por un breve monólogo donde el autor gallego se presenta y se define. Programa emitido por RTVE el 10-04-1984 y disponible en el portal RTVE A la carta bajo “Programas” – “Archivo | Televisión”.
  • MAINER BAQUÉ, José Carlos, Falange y literatura. Madrid, Labor (editorial dir. por Francisco RICO), Colección "Textos Hispánicos", 1971. Barcelona, RBA, Colección "RBA Narrativas", 2013. Lea la reseña (2013) de Guillermo LORÉN; la reseña (2014) de Carlos HERNÁNDEZ QUERO.


  • MAINER BAQUÉ, José Carlos, "La narrativa de Ramón J. Sender: la tentación escénica", en Bulletin Hispanique, Vol. 85. Nos. 3-4 (1983), págs. 325-343. Lea el artículo en formato PDF.
  • NAVAL, María Ángeles, La Novela de Vértice y la Novela Del Sábado. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas | CSIC, Colección “Literatura Breve”, No. 6, 2000.
  • RODRÍGUEZ PUÉRTOLAS, Julio, Historia de la literatura fascista española, II. Madrid, Ediciones AKAL, Colección "Básica de Bolsillo", 2008.
  • RTVE, "Los gozos y las sombras", serie televisiva en 13 episodios basada en la trilogía del mismo nombre (1957-1962) de Gonzalo TORRENTE BALLESTER. Emitida en 1982, 2009 y 2011. Disponible en el portal RTVE A la carta, bajo "Vídeos | Televisión".
  • SENDER, Ramón J., Hernán Cortés. [Retablo en dos partes y once cuadros]. México D.F., Ediciones Quetzal [editorial de la cual el autor fue cofundador], Colección "Un hombre y una época", 1940. Para referir a esta obra de teatro, utilizaremos la sigla HC.
  • SENDER, Ramón J., La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre, antiepopeya, Nueva York, Las Américas, 1964.
  • SENDER, Ramón J., Jubileo en el Zócalo. [Retablo conmemorativo]. Prefacio, edición, notas, ejercicios y vocabulario por Florence HALL. Nueva York, Appleton-Century-Crofts | ACC, Division of Meredith Publishing Company, 1964. Barcelona, Aymà, 1967. Barcelona, Ediciones Destino, Colección "Áncora y Delfín", 1974. Booket, Colección "Destinolibro", 1991.
  • SENDER, Ramón J., "Prefacio del autor sobre las novelas históricas", en Obra Completa, 2 vols., 1976-1977, Vol. I, págs. 5-38.
  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, "Razón y ser de la dramática futura" [ensayo], en Jerarquía, 1937.

  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, Lope de Aguirre, el Peregrino. Biografía, en el "Suplemento Literario" de la revista Vértice, agosto de 1940.
  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, Lope de Aguirre: crónica dramática de la historia americana en tres jornadas. Madrid, Ediciones Escorial, 1941. Reimpreso en Teatro, 2 vols., Barcelona, Destino, 1982, Vol I.

  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, [Trilogía "Los gozos y las sombras":] El señor llega - Donde da vuelta al aire - La Pascua triste. Editorial Arion, 1957-1962.
  • TORRENTE BALLESTER, Gonzalo, La saga/fuga de J.B. . Barcelona, Destino, Colección "Áncora y Delfín", 1972.

lunes, 11 de marzo de 2013

El Aguirre vital, individualista y desmedidamente ambicioso de Úslar Pietri

Arturo Úslar Pietri, El camino de El Dorado (novela, 1947)

En su novela histórica El camino de El Dorado (1947), Arturo Úslar Pietri reconstruye novelísticamente el ambiente y las principales acciones de la expedición de Ursúa y Aguirre, sin adentrarse en precisiones que permitirían identificar sus fuentes.

La novela aparece bien estructurada, al decir de Violeta López Suria (1961), quien en su tesis analiza y compara varias novelas del autor. Añade que Úslar Pietri mantiene vivo el interés de los aspectos que quiere abordar, o sea, la ruta del viaje de Aguirre, el estado de ánimo de los marañones y la caída del tirano.

A propósito del tirano, la Dra. López Suria apunta que el autor lo desarrolla desde una realismo vital, crudo. Cada acto enfatiza más la individualidad de Lope de Aguirre, su orgullo invencible, su rigidez y monstruosidad.

Según Raymond Marcus (1968, ed. 1970), Úslar Pietri logra comunicarnos las flaquezas de Aguirre. Recalca su desmedida ambición, pero sin aludir -como lo ha hecho Pío Baroja en Las inquietudes de Shanti Andía (1911) y como lo hará más tarde Ramón J. Sender en La aventura equinoc(c)ial de Lope de Aguirre (1964) con su antihéroe resentido busando reivindicación personal- a un sentimiento previo de frustración en el personaje (pág. 590): "Desde que había pisado Tierra Firme le parecía más grande y desproporcionada la empresa que estaba acometiendo... Pero grande también sería su gloria, más grande que la de Pizarro y que la de Cortés" (El camino de El Dorado, en adelante ECED, pág. 242).

En otras ocasiones lo muestra como un loco: "Aguirre tuvo una terrible escena de furia ante el Príncipe. Dijo las cosas más soeces. Echaba espumarajos por la boca y fuego por los ojos. Se mesaba la barba y los cabellos y terminó por arrojarse al suelo y revolcarse, como un poseso, sin querer, ni poder oír, todas las tímidas explicaciones y las palabras conciliadores que Guzmán y los que lo acompañaban le daban para calmarlo" (ECED, pág. 145).

Pero es importante observar que fuera de trozos como éste, no se le ve mucho actuar a Lope de Aguirre en la novela. La mayoría de las veces, se le describe a través de las reacciones que provoca en sus compañeros expedicionarios.

Este procedimiento tiene que ver con el carácter social y objetivo de la novela, como ha notado el profesor Emilio González López (1947):

"Uslar-Pietri se aleja de los personajes y de las cosas de sus novelas para mejor poder contemplarlos y examinarlos [...] ve el suceso histórico en todo su valor y transcendencia colectiva y concibe a los hombres como a sus meros ejecutores e instrumentos: los instrumentos de un proceso glorioso, lleno de grandezas y de miserías, que es la historia de la patria" (pág. 47).

Y por lo que es del tirano y sus compañeros marañones en la novela que nos ocupa, precisa: "Lope de Aguirre aparece en la novela no como un personaje idealizado, sino como es: el más astuto y dinámico de los marañones [...] Su personalidad compleja [...] es el nudo central de la novela. Pero, unas veces a su lado y otras en torno de él, desfila toda una galería de conquistadores nobles y plebeyos. Cada individuo está perfilado de manera que se refleja con toda nitidez su verdadera personalidad y su participación en aquel inmenso drama humano. Cada persona es como si fuera una de las causas individuales de ese drama; pero que al propio tiempo se encadenara con las otras causas y personalidades para producir aquel acontecimiento histórico" (págs. 48-49).

Lo que Raymond Marcus (1968, ed. 1970) formula así: "Desde el principio de la novela, en la cual aparece algo tardíamente Lope de Aguirre, tras de la presentación de los hombres que van a constituir la tropa, es evidente que Uslar Pietri ha querido sobre todo contar la aventura de una expedición y no la de un hombre en particular" (pág. 591).

Tan importante para el novelista como el grupo humano es la naturaleza. Úslar Pietri apunta repetidamente la influencia del medio natural sobre la conducta de los marañones. Cosa que hará también Ramón J. Sender en La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre (1964), donde la "tarumba del equinocio" afecta a todos y a todo.

Al poco tiempo de publicarse El camino de El Dorado, en su breve reseña a la novela, la crítica literaria Concha Meléndez (1949) señala que "lo geográfico, elevado a categoría primera, se afianza desde el título en las tres partes en que se divide la narración: "El Río", "La Isla", "La Sabana". El Río Marañón y sus afluentes penetran y arrastran a los hombres borrándoles la noción del tiempo, hundiéndoles [como pone en la novela] "en el mundo infinito de aquella agua viva que se multiplicaba en el cauce inmenso y que rodaba con sus troncos, con sus animales, con sus ruidos, hacia un rumbo desconocido que nadie podía modificar" [ECED, pág. 71]" (pág. 90).

Hasta cabe hablar de simbiosis entre la naturaleza y el hombre, avanza Raymond Marcus (1968, ed. 1970): "Todo el misterio y la fascinación trágica de la naturaleza parece haberse refundido en [la] persona de [Aguirre]. Las sensaciones de temor, de desasosiego, de inquietud que habían venido recibiendo del río, de inmensidad salvaje y enemiga, de la araña venenosa, de la enorme serpiente de agua que saca de pronto la negra cabeza de la poza de la orilla, del indio pintarrajeado e inexpresivo que lanza su flecha, del caimán que se arrastra lento y poderoso por la arena de la barranca, los delirios de la enfermedad, la presencia constante de la muerte, todo eso se encarna ahora en aquel rostro chupado, en aquella barba gris y rala, en aquel paso menudo, en aquel tintinear de hierros, y sobre todo, en aquellos ojos inquietos, que de pronto se hacen fijos y translúcidos sobre algo o sobre alguien" [ECED, págs. 163-164]" (págs. 591-592).

Para la doctora López Suria (1961), falta aquí "el hilo coordinador de la reflexión, del equilibrio lógico": "Naturaleza y hombre se confunden en un caos inculto, tormentoso. Es esta una novela de los sentidos donde los personajes a pesar de ello no reaccionan de por sí. Son masas sometidas a su instinto y a la voluptuosa vegetación, al peligro selvático que los rodea" (págs. 169-170). En cuanto al profesor González López (1947), ve en el lento y penoso progreso de la narración como de la hueste en "El Río" una muestra del carácter moroso atribuido a la novela como género por el filósofo y ensayista novecentista José Ortega y Gasset (1883-1955): "Si la novela es, como acertadamente dice Ortega y Gasset [1925], un género moroso, género que se desenvuelve con lentitud, para crear el ambiente, este carácter se revela perfectamente en la primera parte de "El camino de El Dorado", donde Uslar-Pietri consigue expresar de una manera perfecta ese ambiente malsano que física y moralmente va cargando el espíritu de los expedicionarios y que encuentra su válvula de escape en la locura rebelde de Lope de Aguirre." (pág. 48).

  • GONZÁLEZ LÓPEZ, Emilio, "Uslar Pietri y la novela histórica venezolana", en Revista Hispánica Moderna (Nueva York), XIII (1947), págs. 44-49.
  • LEFÈRE, Robin, "Historia y ficción: la figura de Lope de Aguirre" en JOSET, Jacques, y Philippe RAXHON (dirs.), 1898-1998. Fines de siglos. Historia y literatura hispanoamericanas [en línea]. Liège, Presses universitaires de Liège, 2000, págs. 129-146.
  • LÓPEZ SURIA, Violeta, Los cuentos y novelas de Arturo Uslar Pietri. Tesis doctoral dirigida por Dr. D. Luis MORALES OLIVER. Madrid, Universidad Central, 1961.
  • MARCUS, Raymond, "El mito literario de Lope de Aguirre en España y en Hispanoamérica", en AIH. Actas III [Actas del III Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (México D.F, 26-31 de agosto de 1968)], publicadas bajo la dirección de Carlos H. MAGIS, México, AIH / El Colegio de México, 1970, págs. 581-592.
  • MELÉNDEZ, Concha (escritora y crítica puertorriqueña, 1895-1983), "El camino de el Dorado", en Asomante (Puerto Rico, dir. Concha MELÉNDEZ et al.), No. 1 (1949), págs. 90-91.
  • ORTEGA Y GASSET, José (filósofo y ensayista español, 1883-1955), La deshumanización del arte. Ideas sobre la novela [ensayos], 1925. Madrid, Castalia, Colección "Castalia Didáctica", 2009. También en Obras Completas. Tomo III (1919-1925), Madrid, Editorial Taurus / Fundación José Ortega y Gasset, 2005, págs. 879-908.
  • SENDER, Ramón José, La aventura equinoc[c]ial de Lope de Aguirre. Nueva York, Las Américas, 1964.
  • SCHLICKERS, Sabine (Univ. de Bremen), "5.2 El Camino de El Dorado (1947) de Arturo Uslar Pietri", en su estudio La Conquista imaginaria de América: crónicas, literatura y cine, Frankfurt am Main, Peter Lang Edition, Colección "Hispano-Americana [Geschichte, Sprache, Literatur]", Vol. 48, 2015, bajo "5. El minotauro en su laberinto: Lope de Aguirre en literatura y cine", págs. 98-102.
  • ÚSLAR PIETRI, Arturo, El camino de El Dorado. Buenos Aires, Editorial Losada, 1947. Es la edición que citaremos y a la que referiremos con la sigla ECED.

Aguirre reencarnado en un tirano decimonónico: la transposición valleinclaniana

Ramón del Valle-Inclán, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente (1926), novela esperpéntica

Don Ramón transpone varios aspectos del rebelde vascongado en el personaje del tirano americano decimonónico Santos Banderas.

Sus fuentes son la crónica del bachiller Francisco Vázquez, que según los investigadores que la analizaron y/o editaron es sin duda la más completa y detallada de las crónicas que nos dejaron los propios marañones, y la de Toribio de Ortiguera, un cronista-historiador primitivo más o menos coetáneo que tuvo noticias de la rebelión donde se encontraba en aquel tiempo.

De estas crónicas, Valle-Inclán saca rasgos de tres personajes de su novela Tirano Banderas. Dos son secundarias: el coronel de la Gándara y Filomeno Cuevas, quien se rebela contra el tirano Santos Banderas en una forma que hasta cierto punto se parece a la insurrección del marañon y cronista Pedro de Munguía contra el tirano Aguirre. El tercero, por supuesto, es nadie menos que el propio Santos Banderas, que debe elementos esenciales de su personaje al Lope de Aguirre de las dos crónicas mencionadas.

La transposición efectuada por Valle-Inclán ha sido estudiada detenidamente por Emma Susana Speratti-Piñero. La señora Speratti (1957) señala, por ejemplo, que el carácter diabólico atribuido a Lope de Aguirre reaparece en Santos Banderas:

"¡Generalito Banderas se proclamaba inmune para las balas por una firma de Satanás! Ante aquel poder tenebroso, invisible y en vela, la plebe cobriza revivía un terror teológico, una fatalidad religiosa poblada de espantos" (Tirano Banderas, en adelante TB, pág. 118).

Pero hay más. Valle-Inclán pone en boca de Santos Banderas palabras y expresiones pronunciadas por Aguirre según la crónica del bachiller Vázquez. Al final, cada tirano, abandonado por gran parte de los suyos, mata a su hija para que no se apoderen de ella sus enemigos, y ellos mismos resultan descuartizados después de la propia muerte.

Otro elemento de Santos Banderos lo parece tomar prestado Valle-Inclán del Lope de Aguirre de la Jornada del río Marañon (1581) de Toribio de Ortiguera, donde leemos:

"Su título era el más bravo y soberbio de todos cuantos se han visto hasta hoy en tirano de ninguna nación, llamándose Lope de Aguirre "la Ira de Dios", "Príncipe de la Libertad" y "del reino de Tierra Firme y provincias de Chile", por incluir en ello todo el Pirú y lo demás que estaba conquistado y por conquistar en todo lo que ciñe y abraza el ancho mar del Norte" (Jornada del río Marañon, en adelante JRM, pág. 386a).

Pasaje que sugiere a la señora Speratti-Piñero (1957) la siguiente reflexión respecto al Aguirre valleinclaniano:

"En él encuentra, sin duda, Valle Inclán la desaforada soberbia de Tirano Banderas: "... usted ocasionará que me saquen alguna chufla. Ni Quevedo ni Juvenal: Santos Banderos: Una figura en el continente del Sur" [TB, pág. 143]. Y encuentra también en la ambición presuntuosa de Lope de Aguirre la visión que abarca la América entera, visión que luego ahondará profusamente, y de la cual es difícil precisar ejemplos, pues es la idea principal del libro" (págs. 24-25).

Y la señalada especialista de la obra de Valle-Inclán de concluir: "No porque sí Valle ha ido a espigar por las viejas crónicas que narran las aventuras de Lope de Aguirre, primer tirano de América... Lo que Valle expuso como tesis de carácter naturalista y desarrolló con un arte peculiar de gran escritor y hombre dolorido profundamente, es su visión de la América española condenada a padecer el mal que sus conquistadores le inocularon y por el cual puede llegar, como España, al anquilosamiento moral y la muerte" (pág. 128).

Con esta "novela del dictador" avant-la-lettre de factura magistral, actualmente considerada como una de las obras más representativas de la narrativa española del siglo XX, Valle Inclán fue, si no el primero -¡no nos olvidemos de Domingo Faustino Sarmiento y su Facundo (1845)!-, sí el primer autor de mayor proyección en tratar el tema amplio del tirano-caudillo hispanoamericano.

Le seguirán, a lo largo del s. XX y hasta entrado el s. XXI, novelistas, dramaturgos y poetas tan (des)conocidos como Miguel Ángel Asturias (El señor Presidente, 1946), Arturo Úslar Pietri (El camino de El Dorado, 1947, Oficio de difuntos, 1976), Alejo Carpentier (El recurso del método, 1974), Gabriel García Márquez (El otoño del patriarca, 1975), Augusto Roa Bastos (Yo, el Supremo, 1975), Abel Posse (Daimón, 1978), Miguel Otero Silva (Lope de Aguirre, Príncipe de la Libertad, 1979), Luisa Valenzuela (Cola de lagartija, 1983), Tomás Eloy Martínez (La novela de Perón, 1985), Mario Vargas Llosa (La fiesta del Chivo, 2000), William Ospina (La serpiente sin ojos, 2012), entre otros, sin olvidar al dramaturgo colombiano Enrique Buenaventura (1925-2003), quien, en 1967 aproximadamente, adaptó Tirano Banderas al teatro.

Por cierto, el Tirano Banderas de Buenaventura (publicado por primera vez en 1992) no fue el primer drama histórico colombiano dedicado al tema de los dictadores: quedó injustamente olvidada, según Fernando González Cajiao (1992), la pieza Su Excelencia (1885) que Ángel Cuervo escribió en París justo antes de estrenarse allí Ubu Roi del francés Alfred Jarry, que trata del mismo tema.

Sin embargo, resultó ser mayor el impacto de la pieza de Buenaventura, que al decir de González Cajiao (1992) "se constituyó en una obra clave dentro del proceso del llamado 'nuevo teatro' colombiano" y "podría ser, si no la más compleja y mejor elaborada de Enrique Buenaventura, con su tremenda crueldad y humor negro, sí una de las obras más significativas y mejor logradas de su producción". Pero esto ya es otra historia, de la que trataremos en otra entrada.

  • BRUCE NOVOA, Juan, "Tirano Banderas y la novela de dictadura latinoamericana" (1988), en AA.VV., Ramón del Valle Inclán (1866-1936). Akten des Bamberger Kolloquiums vom 6.-8. november 1986 [Beihefte zur Iberoromania, Bd. 5], edición de Harald Wentzlaff EGGEBERT, redacción de Silvia GONZALO, Tübingen | Tubinga, Max Niemeyer, 1988, págs. 219-232.
  • BUENAVENTURA, Enrique (dramaturgo colombiano, 1925-2003) [1968], TIRANO BANDERAS. Versión teatral de ENRIQUE BUENAVENTURA. Basada en la novela de Ramón del Valle-Inclán. Teatro Estudio, dir. Alberto Castilla. Extensión Cultural. Facultad de Artes. Universidad Nacional de Colombia.
  • BUENAVENTURA, Enrique, Máscaras y ficciones. Cali, Ediciones Universidad del Valle, Colección "Autores Vallecaucanos", 1992. Incluye la primera publicación del drama histórico adaptado de la novela Tirano Banderas (1926) de Ramón del VALLE INCLÁN.
  • DÍAZ MIGOYO, Gonzalo, "Tirano Banderas y la novela de dictador", en Diálogos (México), Vol. 19, No. 6 [114] (1983), págs. 16-25.
  • GLADIEU, Marie-Madeleine (Université de Reims), “Esperpentaduras. Problema de la influencia de Valle-Inclán sobre la novela de dictador en M. A. Asturias y G. García Márquez”, en Hispanística XX (Université de Dijon, Centre d’Études et de Recherches Hispaniques du XXe Siècle), No. 4 monotemático “Leer a Valle-Inclán en 1986” (1987), págs. 117-124.
  • GONZÁLEZ CAJIAO, Fernando, “Hacia un inventario: [Reseña de:] Máscaras y ficciones. Enrique Buenaventura. Ediciones Universidad del Valle, Colección Autores Vallecaucanos, Cali, 1992, 134 páginas y dibujos del autor]”, en Boletín Cultural y Bibliográfico, Vol. 29, No. 30 (1992). Versión digitalizada en la “Biblioteca Luis Ángel Arango” | ”Biblioteca Virtual” de la Banca de la República (Colombia), consultada el 27-06-2013.
  • ORTIGUERA, Toribio de, Jornada del río Marañon, en SERRANO Y SANZ, Manuel (ed.), Historiadores de Indias, 2 tomos, Madrid, Tetuán de Chamartín, Imprenta Bailly-Ballière e hijos, “Nueva Biblioteca de Autores Españoles” | NBAE dir. por Marcelino MENÉNDEZ PELAYO [hasta el Vol. XX], Vols. XIII y XV, Tomo II [NBAE, Vol. XV], 1909. Edición a la que referiremos con la sigla JDM.
  • ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE, Javier (introducción, edición y notas), Francisco Vázquez. El Dorado. Crónica de la expedición de Pedro de Ursúa y Lope de Aguirre. Madrid, Alianza Editorial, 1987.
  • RIZK, Beatriz, “Hacia una teoría de la traducción: adaptaciones, versiones y variaciones de un tema, otra manera de ejercer el oficio de autor en la obra de Enrique Buenaventura”, en VV. AA., Reflexiones sobre teatro latinoamericano del siglo XX, Buenos Aires, Editorial Galerna, 1989, págs. 41-52.
  • RUBIO JIMÉNEZ, Jesús, "[Doc. 1.6:] Valle-Inclán en Hispanoamérica: los espectáculos de Alberto Castilla: de Los cuernos de don Friolera a Tirano Banderas (1968)", en Don Galán. Revista audiovisual de investigación teatral (Centro de Documentación Teatral | CDT, Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música | INAEM, Ministerio de Cultura del Gobierno de España), No. 1 monográfico “Valle-Inclán en escena durante el franquismo” (2011).
  • SPERATTI-PIÑERO, Emma Susana, La elaboración artística en "Tirano Banderas". México, El Colegio de México, 1957.
  • VALLE-INCLÁN, Ramón del, Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente. Madrid, Imprenta Rivadeneyra, 1926 (luego 1927). Citaremos aquí la siguiente edición: Madrid, Espasa-Calpe, Colección "Austral", (1937) 1965, a la que referiremos con la sigla TB.
  • VÁZQUEZ, Francisco, Relación de todo lo que sucedió en la jornada de Amagua y Dorado, que fue a descubrir el Gobernador Pedro de Ursua con poderes y comisiones que le dio el Virrey Marqués de Cañete Presidente de Perú. Tratase, asimismo, del alzamiento de Don Fernando de Guzmán y Lope de Aguirre y otros tiranos. Madrid, Real Academia de la Historia, Colección de don Juan Bautista Muñoz, Tomo 43, Fols. 4 al 68 (A-115 no 766). Ver ORTIZ DE LA TABLA DUCASSE, Javier, 1987.
  • VÁZQUEZ, Francisco, Jornada de Omagua y El Dorado. Historia de Lope de Aguirre, sus crímenes y locuras. Prólogo y edición de Enrique de GANDÍA. Buenos Aires / México, Espasa Calpe Argentina S. A., Colección “Austral”, Vol. 512, 1944. La crónica de Francisco Vázquez, junto con las dos versiones de la de su compañero marañon Pedrarias de Almesto.